martes, 29 de septiembre de 2020

2002. Coco le da a la matraca. Diario Popular Pablo Vázquez


 


Diario Popular
Buenos Aires, martes 9 de abril de 2002
VIENEN SONANDO
RIOPLATENSE


COCO LE DA A LA MATRACA
Por Pablo Vázquez

El carnaval, las canciones murgueras parecen expresiones efímeras; se disfrutan en el momento y después se las lleva el viento. Con contadas grabaciones, las entradas, críticas y retiradas de las agrupaciones porteñas son puro arte vivo. Pero, Coco Romero, puntal del renacimiento murguero, empeñado como siempre en la memoria encontró una nueva manera de que las viejas canciones no desaparezcan. Formó La Matraca, grupo coral que interpreta temas carnavaleros que rescató en su trabajo de matices antropológicos sobre el género.

“Estuve craneando cómo hacer el coro desde hace más de dos años, dice el director de la ya clásica revista carnavalera El Corsito. Primero intentó convencer a los directores de coros de incluir en sus repertorios temas murgueros. Como no tuve suerte, formó su propio de carnaval con la idea de “rescatar las canciones tradicionales de esta ciudad, que en la actualidad las murgas cantan con otro nombre”. Para que no haya confusión aclara: “no es una murga porteña, en que históricamente no había coros si no voces solistas, ni tampoco murga uruguaya”. Junto con el homenaje al cancionero de la década del 50 –de esa etapa son los temas -, Romero actualiza otro matiz perdido del carnaval: los disfraces arquetípicos - cura, preso, ángel – con los que se presentan los integrantes del coro. Ahora son una decena de voces, pero Coco espera llegar a reunir medio centenar, al estilo de las murgas de Cádiz, España. Por ahora, la Matraca viene actuando en vivo respetando letras, melodías y autores de las canciones, pero en cualquier momento un puñado de temas serán grabados para contribuir a que quede registro de una manifestación que hasta ahora parecía borrada por el tiempo. ▼

2004. El carnaval en BA tiene todo para ofrecer. Buenos Aires Herald


 

1991. Escuela de Circo Teatro Berisso. Dibujo Sofia Franco

Taller de murga en la Escuela de Circo- Teatro (Circo Criollo) en Berisso.
Corría el 91 y forme parte de una experiencia única con los Talleres de murga, como parte del equipo de la Escuela de Circo -Teatro (Circo Criollo) en Berisso. Integrado por los hermanos Videla, Oscar y Jorge, Beatriz Seibel, Teodoro Klein, María Rosa Figari, Claudio Gallardou, Graciela Serra, Rene Velázquez y Eduardo Hall. Dirección General de Escuelas y Cultura de la Prov. Bs.As. 
Dibujo Sofia Franco

 1991 Berisso- La Plata Escuela Circo Teatro

2005. No solo de corsos vive el Carnaval. 10 años de "El Corsito"


 

1996 Coco Romero un murguero de ley. Diario Popular


 

domingo, 27 de septiembre de 2020

1989. "Una fiesta boquense" anticipo el Carnaval 1990. Crónica del evento por Sibila Camps



 

2010. El Gallo Pinto de Javier en Mataderos


 

1997 La movida del Carnaval cada vez es mas fuerte



 

1998 Esta murga se formó. Revista DESCUBRIR








 

1997- Ahì vienen las murgas. Rev. NIX





 

Entre el bombo y la palabra

Entre el bombo y la palabra: Biblioteca en línea. Materiales de aprendizaje gratuitos.

sábado, 26 de septiembre de 2020

1997. El Carnaval es el gran espacio del teatro popular. La nota revista del SADEM



 

1996 Adios 96 en Parque Centenario





 

2014 "La murga es un centro cultural" . Diario EL POPULAR Olavarría


Romero cantó algunas canciones antes del espectáculo 'Corazonada' y animó al público olavarriense.

DIARIO El POPULAR 14 de Octubre de 2014 EDICIÓN IMPRESA // ESPECTÁCULOS
"La murga es un centro cultural"


Coco Romero, un prócer del carnaval porteño, estuvo en la ciudad acompañando el festejo por los quince años de Arrebatando Lágrimas. Celebró la transformación hacia una Mutual de Arte y pidió un mayor apoyo social hacia este tipo de proyectos culturales.
Ignacio Cardone
Icardone@elpopular.com.ar

Coco Romero es un referente indiscutido del carnaval porteño y su trabajo de promoción y divulgación ha inspirado a miles de jóvenes murguistas de nuestro país. Es por ello que su presencia en el festejo por los quince años de Arrebatando Lágrimas fue un lujo que pudieron disfrutaron todos los presentes.

Por investigador, formador y militante, pero por sobre todas las cosas por apasionado, Coco se puso al hombro el arduo trabajo de historiar el género y fue uno de los más fervientes propulsores para que el Carnaval vuelva a contar con los días feriados que habían sido eliminados en la última dictadura militar.

Siendo una de las personas que mejor conoce la realidad de los grupos de murgas de la Argentina dedicó muchos elogios al trabajo que se está realizando en Olavarría, destacando que Arrebatando "está un paso adelante" por haberse transformado en una Mutual de Arte Popular, lo que le permite otro nivel de construcción. También insistió en la necesidad de apoyo social a este tipo de espacios de contención, crecimiento y formación.

-¿Cómo se dio la conexión con los chicos de Arrebatando y qué sentís con este aniversario?

-Eso fue hace mucho tiempo, imaginate que a Daniela Rodríguez y Maité Destrez las conozco desde que el proyecto tenía un año. Vengo a esta ciudad desde el 2000, así que he seguido el proceso y realmente los quiero mucho. Me parece que la propuesta que tienen es muy interesante y en el dispositivo murgas que hay en todo el país, lo que están haciendo es muy bueno.

Como hay una disociación de la gente de cultura con lo propio, no se valora. Entonces todo lo que han trabajado, el hecho que tengan su propia mutual, es un camino muy importante y esperemos que más voluntades sean conscientes de lo que hacen los jóvenes de esta ciudad. Hay un movimiento de murgas muy interesante y lo que está haciendo Arrebatando es algo muy bueno.

-Han construido un espacio que tiene un compromiso social y con la historia que lo canaliza a través de la música y la alegría...

-Lo que me resulta interesante es que hay un grupo de chicos con una fuerte impronta de lo artístico. Para mí lo artístico en este momento traspasa las barreras ideológicas. Creo que un niño que lee, que escribe, que canta, que danza es un ciudadano distinto. Hoy la sociedad está turbada por la masificación. A todo nivel.

Basta mirar la realidad, todo el mundo baila al son de cuerpos desnudos de mujeres. Hay un sistema obsceno que está imperando, entonces si hay jóvenes que están construyendo desde otro lado desde el arte me parece que es muy importante. ¿Cuál es el mensaje que sería bueno que quede?, que un ser que está analizando la realidad, que no hace falta que sea murguero ni pintor, ni nada, es un ser sensible. Los Arrebatando tienen eso. Encontraron un camino y sé que les cuesta muchísimo, pero es muy importante el esfuerzo para que los jóvenes tengan una contención, un dispositivo, posibilidades de que realicen lo que sueñen. Yo estoy muy contento por eso, porque además los quiero mucho y tengo una relación con ellos desde que tienen un año de vida.

-Además Arrebatando pertenece a las nuevas generaciones de murgueros que vuelven a mostrar los valores del Carnaval...

-Lo más importante es que el Carnaval estuvo prohibido 36 años y toda la ignorancia sobre los estamentos culturales sobre el tema es porque no estaba en el calendario. La vuelta significa ponerse al día y al mismo tiempo trabajar mucho sobre el tema. Lo que hace esta murga, en referencia a la murga de todo el país, es un paso adelante. Es un hecho destacable que hayan generado la posibilidad de una mutual porque permite un ordenamiento en el plano de lo social que les va a dar otra instancia de construcción. No es lo mismo batallar solamente estando en la calle que estar en un espacio contenido en el que uno puede resolver otros problemas y cobijar las inquietudes de los jóvenes.

-Ellos destacan mucho la importancia que han tenido tus investigaciones para empujarlos a conocer más sobre sus antecesores en Olavarría y la región y construir a partir de ellos. ¿Sos consciente de esa influencia?

-A mí me parece que es lo que se viene. No se puede defender algo si no se lo conoce y me parece mucho más interesante y cautivante ahondar en lo propio que hacer covers. La imitación es algo mucho más directa, más rápida, pero no tiene destino. Al mismo tiempo nadie puede conocer Olavarría mejor que sus jóvenes. Me parece que el camino abierto es muy importante, uno a veces tira una semilla. Estaría bueno que más personas colaboren con este proyecto cultural porque tiene mucho porvenir, básicamente porque es un grupo que enarbola una cantidad de banderas pero corrido de una cuestión partidaria. El tema de la justicia o de una visión crítica es algo que nos compete a todos.

-Hace días estuviste en Salta y la semana que viene vas a San Juan. ¿Cómo ves las murgas a nivel país?

-Están muy movilizados. Hoy (por el sábado) hay un encuentro nacional de murgas en la provincia de Santa Fe con más de 10.000 chicos de todo el país. Es un dispositivo muy cautivante por el tema de lo social y educativo. Me parece que no hay que perder de vista que la murga está mucho más cerca de todo lo que hablamos. A partir de ahí puede ocuparse de lo social, pero la murga estrictamente social se va a quedar en eso. Lo que se ha tomado en el país es que hay una movida muy impresionante porque la murga ha encontrado un espacio de contención.

Tenemos que pensar que no es sólo eso, sino que es un espacio de crecimiento y de formación. Y no necesariamente los pibes que hoy están en la murga tienen que estar toda la vida ahí, pero si su paso es positivo eso les va a quedar y cuando la murga esté en otra instancia van a permitir que sus hijos jueguen donde realmente confluye el arte, el teatro, la literatura, la poesía, la música, la armonía, la melodía. Es como este concepto que ellos pusieron: la murga es un centro cultural.

2020 Los carnavales en la dictadura: “Prohibido usar disfraces de militares, policías y curas” INFOBAE

INFOBAE 
Sábado 26 de Septiembre de 2020
SOCIEDAD

Los carnavales en la dictadura: “Prohibido usar disfraces de militares, policías y curas”


Un edicto policial que mete miedo. Las fiestas murgueras como expresión de igualdad. El origen de Momo en la mitología convertido en una marca de espuma. Cómo la dictadura barrió el calendario de los carnavales. Y el regreso de la alegría del carnaval cuando asumió Alfonsín

Por Eduardo Anguita Daniel Cecchini



El edicto policial estaba fechado el lunes 23 de febrero de 1976 y la Policía de Córdoba tomó la precaución de que “los festejos debían evitar que se atentara contra las buenas costumbres”. Los dos puntos de la reglamentación eran breves y no dejaban lugar a dudas:

-Se prohíbe el uso de disfraces que atenten contra la moral y la decencia públicas: uniformes militares, policiales, vestiduras sacerdotales y los que ridiculicen a las autoridades del Estado u otras naciones.

-Está permitido de 9 a 19, jugar con agua en buenas condiciones de higiene, globitos y pomos.

Expiraba por entonces el gobierno de María Estela Martínez de Perón. Hacía exactamente dos décadas que la llamada Revolución Libertadora había establecido los feriados de carnaval, esa fiesta de origen pagano convertida en la fiesta de la cuaresma. Incorporado a la liturgia cristiana, los carnavales significaban la algarabía para después pasar 40 días de serenidad y llegar así a la conmemoración del martirio y asesinato de Jesús.

Si esto último es el legado cultural de la principal religión monoteísta, en la Argentina de aquel 1976, esos carnavales de miedo fueron un prólogo de miedo para que 30 días después llegara una larga noche de terror de la dictadura inaugurada el 24 de marzo.

Para Coco Romero, músico, investigador del Carnaval y tallerista desde hace más de cuatro décadas, esos edictos de Córdoba iban en la misma dirección de las disposiciones tomadas por gobiernos conservadores de principios del Siglo XX y agudizados por el primer golpe militar que encabezó el general José Félix Uriburu en 1930.

-El propio Roberto Arlt se ocupó de esto hace ya casi 90 años en las Aguafuertes porteñas del diario El Mundo –dice Romero en diálogo con Infobae-. Y si vamos más atrás, fíjense que desde los primeros carnavales en la época de la colonia se prohibían las máscaras. Era la mirada de la Inquisición. Las fiestas populares son aquellas en las cuales se mezclan el rey y el esclavo.

Las máscaras son el símbolo que permite, al menos de un modo fugaz, romper con la visión jerárquica de la sociedad. Lo dice, sin vueltas, Joan Manuel Serrat, en Fiesta: “En la noche de San Juan/ cómo comparten su pan/ su mujer y su galán/ gentes de cien mil raleas”. Sin embargo, el cantautor catalán advierte más adelante: “Se acabó/ que el sol nos dice que llegó el final/ Por una noche se olvidó/ que cada uno es cada cual”.

Romero había hecho la conscripción en ese 1976, su propia compañera de entonces fue secuestrada y desaparecida. Se llamaba Marta Virginia Esain y una baldosa -en la calle Bulnes, a media cuadra de la avenida Rivadavia- la recuerda en la vereda de la Escuela de Cerámica donde había estudiado. Marta fue secuestrada a los 22 años y muchos años después encontraron sus restos.
-Los carnavales son fiestas que preceden al cristianismo –dice Romero-. Hoy Rey Momo es la marca de una espuma. Momo, en la mitología griega era el hijo de la noche y el sueño.
Era la manera que tenían los antiguos griegos de poner en el Olimpo la burla, la ironía. Momo usaba máscara, se reía de otros dioses.
“Permiso de disfraz”
Si no fuera por la tragedia que marcó la Argentina de aquellos años, resultan grotescas las condiciones impuestas para que alguien podía disfrazarse.

Obtener el “permiso de disfraz” no era simple: “Quedan sometidos a disposiciones del presente edicto –decían las autoridades policiales cordobesas en febrero de 1976-, los juegos, los festejos y el uso de disfraces en ocasión de la celebración de las festividades de carnaval”.

Estaba totalmente prohibido disfrazarse de militares, policías o usas “vestiduras sacerdotales”.

Además, debían exhibir ese permiso “sobre el pecho, en lugar visible, facilitando la identificación de las personas”. No eran todos iguales: “Los permisos para el sexo masculino serán de color azul y los que se extiendan para el sexo femenino de color blanco”. Una manera de aguar la fiesta, valga la paradoja, era esta aclaración: “Se reitera la necesidad de la portación del documento de identidad a la persona que viste disfraz, no obstante poseer el permiso respectivo”. Por si esto era poco: “Será condición indispensable para el otorgamiento del permiso de disfraz, la obtención previa del Certificado de Buena Conducta”.

Llega la dictadura de marzo del 76

Aunque para los carnavales de 1977 faltaba mucho, Jorge Rafael Videla se ocupó tempranamente de eliminar lo que otro general, Pedro Eugenio Aramburu, había establecido: que los lunes y martes de carnaval fueran feriados. El boletín oficial lo publicó el 9 de junio de 1976 los borró de la lista de días festivos. Ese día se cumplían dos décadas del levantamiento frustrado del general Juan José Valle contra la dictadura de Aramburu.

-Hay quienes dicen que los militares no prohibieron el carnaval sino que lo desaparecieron, ¿Usted qué piensa? –preguntó Infobae.

-Con ese decreto terminan con los feriados, pero el festejante del carnaval nunca va a desaparecer. Los militares prohibían reuniones donde hubiera más de tres personas. Sin embargo, con “La Fuente del 78” actuamos hasta el final de la dictadura.



-¿Tomaban medidas de precaución? ¿Se movían con criterios de clandestinidad?

-Nosotros usábamos la metáfora. Militábamos en la cultura y el arte en espacios públicos, clubes. No éramos clandestinos. Pero teníamos que soportar la persecución. Por ejemplo, en Mar del Plata, en febrero de 1979, nuestra banda actuó en la primera semana de un ciclo de conciertos en La Botonera. En la segunda o tercer semana, cuando estaba tocando Alejandro Medina, uno de los fundadores del rock nacional, llegó la policía y terminó todo.

La murga y el rock, según Romero, fueron ríos subterráneos que en aquellos años generaron espacios de encuentro, de resistencia y de contracultura.

Poner el cuerpo

Romero comenzó a dar talleres de murga en el Centro Cultural Rojas en 1988 y desde entonces nunca paró. Cuando cuenta sus inicios en plena dictadura subraya que La Fuente fue un espacio liberador.

-Aunque parezca contradictorio, nos salvó la vida poder hablar de lo que estaba pasando. Yo compuse un tema (“Dónde fueron los murgueros”) con el que terminábamos todos los recitales. Ahí cuento mi infancia feliz. Y me decía “¿Cómo van a prohibir la alegría?”. Cuando actuábamos, los pibes se movían al ritmo de la murga y coreaban “Eoeoeoeo, dónde fueron los murgueros, eoeoeoeo dónde fueron a parar”. Las catacumbas culturales fueron una manera de resistencia.

En aquellos La Fuente participó de muchos festivales, actuó en Obras Sanitarias, en el estadio de Vélez.

-Cantar lo que pasaba nos curó. Y para los jóvenes que nos escuchaban esos momentos eran tirar una esperanza hacia adelante, encontrarnos en un tiempo distinto.



A pocos días de iniciar el evento “La Constelación Carnavalera del Rojas y el Arte 2020”, después de 32 años en ese centro cultural de la UBA, sonriente, Romero les dice a estos cronistas:

-Había miles de jóvenes que peleábamos por vencer a la dictadura con nuestras armas, y nuestra arma durante todo el período de la dictadura fue la cultura. Hay que “carnavalizar”, somos todos iguales y, además, con la murga se aprende a soportar la burla. Vean, en Cádiz (España) -lugar emblemático de la murga-, el alcalde se sienta en la primera fila y tiene que aceptar los sarcasmos como uno más. Esos son espacios creativos, el camino de lo artístico recupera y crea valores.

Cuando se le pregunta a Romero dónde se formó, contesta:

-Soy un autodidacta formado en la resistencia cultural durante la dictadura.


1996 Pedazos de corazón. Rev Humor 19 de septiembre




 

1996 Tristeza ñao tem fim, felicidade sim. Rev Cofluencia CARNAVAL EN EL MERCOSUR