lunes, 13 de abril de 2015

1992. LA MURGA Y EL TEATRO CALLEJERO SE ENCUENTRAN por Bibiana Ricciardi en la Revista: La Maga

LA MAGA, miércoles 16 de diciembre de 1992.
Parque Rivadavia será escenario de un festival artístico.

La murga y el teatro se encuentran
Bibiana Ricciardi

Con la intención de “resurgir de las cenizas” cuatro grupos teatrales y murgueros organizaron el I Encuentro Metropolitano de Teatro Callejero y Murga: La cita es el domingo 20 a las 17 en el Parque Rivadavia. El objetivo es encontrar, mediante el cruce entre ambas manifestaciones, una expresión autóctona de este género.

“Cuando formamos el equipo – recuerda Héctor Albarellos, director del grupo teatral callejero La Runfla- lo que más nos costó fue salir del escenario. Apareció entonces la necesidad de juntarnos con los murgueros para rescatar el teatro de la calle”. A partir de esto y con el aporte del centro Cultural san Martín se organizó este encuentro del que participan la Agrupación Humorística Lanza Zancos con el alma del murgón, de Daniel Maruki y Paco Redondo; Los Delfines del Asfalto, que ofrecerán Duelo murguero; el grupo de teatro callejero La Runfla con el Formidables enemigos, una versión libre de Héctor Albarellos sobre el Gigante amapolas, de Juan Bautista Alberdi; y el Centro Murga Yo lo vi y Los Quitapenas del Centro Cultural Rojas, con Aguante murga de Coco Romero.
Para este último creador lo importante es la continuidad, ya que, aunque en general no se sepa, “hay barrios de Buenos Aires que tiene murgas desde hace 50 años”, explica. “Estas agrupaciones- agrega- han recorrido el país. Sucedió que con los milicos se prohibió el Carnaval y después simbólicamente, nadie levantó la prohibición. La murga es lo más grande que hay como teatralidad porque acepta la participación de todo el mundo, el gordo o el viejo, cualquiera”.
La unión de la murga y teatro callejero tiene el objetivo de encontrar
, a través del “intercambio de figuritas”, un nuevo discurso de este género. El director de La Runfla comenta que uno de los problemas que deben enfrentar es la falta de dramaturgos que escriban pensando en la calle. El resultado de esto es que, por lo general, se ve un gran despliegue de cosas pero falta una buena historia.
Alvarellos, por su parte, apunta que el género permite captar a un público remiso que desconoce el teatro. “Nosotros hicimos una encuesta con más de 400 chicos en las plazas- comenta-. De allí salió que el 48 por ciento de ellos no sabía lo que era teatro, o lo identificaba con un edificio o con la televisión”.
Otro punto que el teatrista destaca como fundamental es la diferencia que existe entre sacar una obra a la calle y hacer teatro callejero. En el primer caso la gente es convocada a una sala y está todo a favor del emisor. “En cambio, en el segundo, el actor tiene todo en contra y se debe transformar en el centro de la atención para llamar al público. Es por este motivo que se incorporan elementos llamativos como los zancos”. Ambos entrevistados coinciden en afirmar que el suyo es un hecho artístico con códigos bien diferenciados. (...)