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sábado, 2 de agosto de 2025
2004. CD: PACHA MOMO. Novena canción: El fútbol argentino canta EDUARDO PÉREZ (NARÍZ). Coro de Carnaval la Matraca.
El fútbol argentino
Eduardo Pérez - Nariz y La Matraca
CD: Pacha Momo
El tema fue cantado en los Carnavales de 1952
por "Los Locos por las pebetas".
En 1951, la selección argentina de fútbol había perdido 2-1 contra su par inglés. El arquero Miguel Rugilo, desde ese partido el "León de Wembley", y Félix Loustau, wing izquierdo, fueron destacados protagonistas de aquel partido. La melodía es una marcha de Evita utilizada en campañas deportivas de aquella época.
Eduardo Pérez - Nariz y La Matraca
CD: Pacha Momo
El tema fue cantado en los Carnavales de 1952
por "Los Locos por las pebetas".
En 1951, la selección argentina de fútbol había perdido 2-1 contra su par inglés. El arquero Miguel Rugilo, desde ese partido el "León de Wembley", y Félix Loustau, wing izquierdo, fueron destacados protagonistas de aquel partido. La melodía es una marcha de Evita utilizada en campañas deportivas de aquella época.
2004. CD: PACHA MOMO: Séptima canción: ¿Y esto qué es? Verdurita- José Di Clemente versión del coro de Carnaval La Matraca
“La Verdurita”
José Di Clemente, 1963
José Di Clemente, 1963
Séptimo tema del CD del Coro La Matraca: Pacha Momo
Marcha de La Verdurita Agrupación Humorística Musical del barrio de La Boca.
Marcha de La Verdurita Agrupación Humorística Musical del barrio de La Boca.
2004. CD: PACHA MOMO. Cuarta canción: Presentación de la Agrupación Humorística ”La Tristeza”. Maruki- Coco Romero. Coro de Carnaval La Matraca.
sábado, 27 de enero de 2024
2004. Taller de murga en Chivilcoy- Bs.As. Organizado por La Cruz Roja
viernes, 7 de julio de 2023
2001. COMIENZA EL CAMINO DE "LA MATRACA" CORO DE CARNAVAL IDEA Y DIRECCIÓN
2001
Comienza a girar "La Matraca" un coro de Carnaval.
Podes bajar el CD: Pacha Momo desde www.cocoromero.com.ar o desde Spotify
viernes, 21 de abril de 2023
domingo, 5 de marzo de 2023
sábado, 29 de enero de 2022
lunes, 24 de enero de 2022
2004. Coco Romero: por la militancia murguera por Pablo Schanton
2004
Diarío Clarín: 14 /02
Coco Romero: por la militancia murguera
Pablo Schanton
El forzudo, el que se comía 40 huevos, el que se doblaba una barra de hierro en el pescuezo, el faquir, el oso Carolina y su amaestrador. Todos, bajo una nieve opaca de papel picado mientras se oía la voz mal amplificada de un animador. Aquellos eran los vecinos del “Murgologo” Coco Romero (Salta,1955). Pero en aquellas noches estivales de la década del 60, estaban poseídos por Rey Momo y así desfilaban como parte del corso de Belgrano R. Coco recuerda: “cuando era pibe, el carnaval era como una ensoñación que pasaba en el barrio. Hasta el 70 la murga era una diversión masculina para jóvenes, un espacio que no era apto para toda la familia: los muchachos no llevaban a su hermana por el tono picante que tenían los cánticos. La murga que se ve hoy, la que incorporó a las mujeres y a la familia, es hija de la democracia”. Investigador. docente y músico autodidacta, Romero coordina el área “Circo, murga y carnaval” del Centro Cultural Rojas desde hace 18 años. Por su iniciativa, entre el 16 y 28 de este mes, se desplegó en el centro una serie de seminarios, muestras y espectáculos relacionados con el carnaval. desde 1995, tiene a su cargo una revista gratuita de divulgación carnavalesca, El Corsito, además de su propia murga, La Matraca, con la cual acaba de editar un contagioso compacto de nombre “Pacha Momo”. Durante la dictadura formó un mítico grupo de folklore rock, La Fuente, cuyos seguidores, bautizados los Fuenteanos, formaban una murga al final de cada concierto. Diciembre 1994 marca otro hito en su carrera: fue telonero de la banda Divididos dándole al bombo en la murga sácate el almidón. “Como generación estamos tendiendo puentes con la tradición recreando el repertorio del viejo carnaval”, explica.” Me habría encantado que otros lo hubieran hecho hace 30 años, pero la sociedad argentina no tiene constancia, creció a palos de dictadores. Que hoy haya un boom de murgas demuestra qué es un folclore que estaba latente en los barrios. El rock y Jaime Roos permitieron la difusión masiva. A un videoclip de los Auténticos Decadentes, o El mal bicho de los Cadillacs, lo ve un chico de Salta y otro de la Patagonia y aprenden a fusionar rock con murga. Todos los centros urbanos en Argentina tienen murgas ahora, así que es el idioma de la música popular que se habla en todo el país”. Para Romero la relación de las murgas y la política hoy tienen más que ver con la recuperación de la alegría y el feriado del carnaval. “El bombo se democratizo, pero en los 60 yo veía murgas en la federación de box como parte de un mitin de izquierda. Ya no. Incluso el cacerolazo del 2001 tiene la estructura de una murga primitiva”, reflexiona. Opina que ya las murgas son un fenómeno para teatral más allá del carnaval. Pero su deseo es que esta fiesta recupere su brío."Vas a un corso en Buenos Aires y ves 10 murga, pero con murgas sola no se hace un carnaval. Falta que se integre clowns, malabarista, carrozas. La ciudad se merece una fiesta mejor, como las de mi infancia", concluye.
Diarío Clarín: 14 /02
Coco Romero: por la militancia murguera
Pablo Schanton
El forzudo, el que se comía 40 huevos, el que se doblaba una barra de hierro en el pescuezo, el faquir, el oso Carolina y su amaestrador. Todos, bajo una nieve opaca de papel picado mientras se oía la voz mal amplificada de un animador. Aquellos eran los vecinos del “Murgologo” Coco Romero (Salta,1955). Pero en aquellas noches estivales de la década del 60, estaban poseídos por Rey Momo y así desfilaban como parte del corso de Belgrano R. Coco recuerda: “cuando era pibe, el carnaval era como una ensoñación que pasaba en el barrio. Hasta el 70 la murga era una diversión masculina para jóvenes, un espacio que no era apto para toda la familia: los muchachos no llevaban a su hermana por el tono picante que tenían los cánticos. La murga que se ve hoy, la que incorporó a las mujeres y a la familia, es hija de la democracia”. Investigador. docente y músico autodidacta, Romero coordina el área “Circo, murga y carnaval” del Centro Cultural Rojas desde hace 18 años. Por su iniciativa, entre el 16 y 28 de este mes, se desplegó en el centro una serie de seminarios, muestras y espectáculos relacionados con el carnaval. desde 1995, tiene a su cargo una revista gratuita de divulgación carnavalesca, El Corsito, además de su propia murga, La Matraca, con la cual acaba de editar un contagioso compacto de nombre “Pacha Momo”. Durante la dictadura formó un mítico grupo de folklore rock, La Fuente, cuyos seguidores, bautizados los Fuenteanos, formaban una murga al final de cada concierto. Diciembre 1994 marca otro hito en su carrera: fue telonero de la banda Divididos dándole al bombo en la murga sácate el almidón. “Como generación estamos tendiendo puentes con la tradición recreando el repertorio del viejo carnaval”, explica.” Me habría encantado que otros lo hubieran hecho hace 30 años, pero la sociedad argentina no tiene constancia, creció a palos de dictadores. Que hoy haya un boom de murgas demuestra qué es un folclore que estaba latente en los barrios. El rock y Jaime Roos permitieron la difusión masiva. A un videoclip de los Auténticos Decadentes, o El mal bicho de los Cadillacs, lo ve un chico de Salta y otro de la Patagonia y aprenden a fusionar rock con murga. Todos los centros urbanos en Argentina tienen murgas ahora, así que es el idioma de la música popular que se habla en todo el país”. Para Romero la relación de las murgas y la política hoy tienen más que ver con la recuperación de la alegría y el feriado del carnaval. “El bombo se democratizo, pero en los 60 yo veía murgas en la federación de box como parte de un mitin de izquierda. Ya no. Incluso el cacerolazo del 2001 tiene la estructura de una murga primitiva”, reflexiona. Opina que ya las murgas son un fenómeno para teatral más allá del carnaval. Pero su deseo es que esta fiesta recupere su brío."Vas a un corso en Buenos Aires y ves 10 murga, pero con murgas sola no se hace un carnaval. Falta que se integre clowns, malabarista, carrozas. La ciudad se merece una fiesta mejor, como las de mi infancia", concluye.
2004. Taller de murga en agosto del 2004. Al ritmo pegadizo de los bombos murgueros. Los enyenados de la risa.
Club Deportivo Barracas-2004
La Madrid,Mapa e itinerario de los talleres de murga de Coco Romero,
Taller de murga en agosto del 2004
Al Ritmo Pegadizo De Los Bombos Murgueros
Y sí. La Madrid tiene ahora una gran murga, “Los enyenados de risa”, movilizada por un espectacular grupo de gente, con un hada madrina de lujo y con un nutrido grupo de chicos que brillan con poderosa intensidad. Mucha agua ha pasado bajo el puente desde aquella reunión en la EGB Nº2 el 22 de marzo del 2004, donde nuestro Club, el Club Deportivo Barracas, lanzó la idea de hacer una murga. Hoy es una realidad.
No había mejor forma de comenzar el año.
Parecía que no se llegaba: se preparaban 10 trajes por día, las mamás y las costureras del Centro Comunitario del Barrio Chino con las tijeras a full, y los chicos practicando como locos… Esos días de febrero -previos al final del corso- fueron más que vertiginosos, y nadie, ni siquiera los más optimistas, podían imaginarse en ese entonces que la puesta en escena de “Los enyenados de risa” sería lo espectacular que fue.
El trabajo había empezado un año antes: como parte de todo el trabajo social que realizamos y proponemos desde el Club Deportivo Barracas se nos ocurrió armar una murga allá por marzo del 2004. Al comienzo hubo algo de interés pero pocos resultados.
Pero no nos rendimos.
Invitamos a La Madrid al “Coco” Romero, del Centro Cultural Ricardo Rojas, una eminencia en el tema murgas. Allí tomaron la posta dos chicas espectaculares, una profesora de danzas contemporáneas y una profesora de educación física, Andrea Dascón y Lucila Randazzo. Iban todos los sábados al patio de la EGB Nº2 para organizar el grupo. En los comienzos se acercaban pocos, después un poquito más.
Para la primavera el proyecto fue tomando forma. Gracias a Martina Barraza, otro de los pilares, pudimos invitar un par de veces a los chicos del grupo “La Ronda” de La Plata, que participan en una murga y enseñan la técnica en forma muy amena. Con los días lindos empezamos a practicar los sábados en la placita de las Américas, y ahí explotó todo… en participación… en convocatoria.
Y nació el nombre: “Los enyenados de risa”, y Maitena, la gran dibujante y humorista, propuso ser nuestra Madrina… y nos regaló el logo, cuarenta libros para venderlos y recaudar fondos, (ahora 40 metros de tela y lentejuelas) etc, etc.
El último fin de semana de los corsos oficiales del pueblo pudimos debutar… y fue algo mágico. Eran sesenta, bailando, saltando, disfrutando y haciendo sonar los tambores como si el mundo se acabara mañana.
Como les escribimos a quienes no viven en La Madrid (y se lo perdieron): “Ojalá hubieran visto el brillo en los ojos de los purretes, la electricidad; ojalá los hubieran visto ser reyes por una noche, tan libres, tan radiantes, tan lindos, brillantes, dioses, tan iguales, tan felices, tan importantes. Deseábamos que la noche sea eterna”.
No había mejor forma de empezar el año, este año donde vamos a hacer grandes cosas.
Al Ritmo Pegadizo De Los Bombos Murgueros
Y sí. La Madrid tiene ahora una gran murga, “Los enyenados de risa”, movilizada por un espectacular grupo de gente, con un hada madrina de lujo y con un nutrido grupo de chicos que brillan con poderosa intensidad. Mucha agua ha pasado bajo el puente desde aquella reunión en la EGB Nº2 el 22 de marzo del 2004, donde nuestro Club, el Club Deportivo Barracas, lanzó la idea de hacer una murga. Hoy es una realidad.
No había mejor forma de comenzar el año.
Parecía que no se llegaba: se preparaban 10 trajes por día, las mamás y las costureras del Centro Comunitario del Barrio Chino con las tijeras a full, y los chicos practicando como locos… Esos días de febrero -previos al final del corso- fueron más que vertiginosos, y nadie, ni siquiera los más optimistas, podían imaginarse en ese entonces que la puesta en escena de “Los enyenados de risa” sería lo espectacular que fue.
El trabajo había empezado un año antes: como parte de todo el trabajo social que realizamos y proponemos desde el Club Deportivo Barracas se nos ocurrió armar una murga allá por marzo del 2004. Al comienzo hubo algo de interés pero pocos resultados.
Pero no nos rendimos.
Invitamos a La Madrid al “Coco” Romero, del Centro Cultural Ricardo Rojas, una eminencia en el tema murgas. Allí tomaron la posta dos chicas espectaculares, una profesora de danzas contemporáneas y una profesora de educación física, Andrea Dascón y Lucila Randazzo. Iban todos los sábados al patio de la EGB Nº2 para organizar el grupo. En los comienzos se acercaban pocos, después un poquito más.
Para la primavera el proyecto fue tomando forma. Gracias a Martina Barraza, otro de los pilares, pudimos invitar un par de veces a los chicos del grupo “La Ronda” de La Plata, que participan en una murga y enseñan la técnica en forma muy amena. Con los días lindos empezamos a practicar los sábados en la placita de las Américas, y ahí explotó todo… en participación… en convocatoria.
Y nació el nombre: “Los enyenados de risa”, y Maitena, la gran dibujante y humorista, propuso ser nuestra Madrina… y nos regaló el logo, cuarenta libros para venderlos y recaudar fondos, (ahora 40 metros de tela y lentejuelas) etc, etc.
El último fin de semana de los corsos oficiales del pueblo pudimos debutar… y fue algo mágico. Eran sesenta, bailando, saltando, disfrutando y haciendo sonar los tambores como si el mundo se acabara mañana.
Como les escribimos a quienes no viven en La Madrid (y se lo perdieron): “Ojalá hubieran visto el brillo en los ojos de los purretes, la electricidad; ojalá los hubieran visto ser reyes por una noche, tan libres, tan radiantes, tan lindos, brillantes, dioses, tan iguales, tan felices, tan importantes. Deseábamos que la noche sea eterna”.
No había mejor forma de empezar el año, este año donde vamos a hacer grandes cosas.
La sociedad está carnavalizadaEmilio Moriones / Agencia
Diario Popular La Madrid
En los últimos veinte años se dejó llevar por la magia circense, la vitalidad de una murga y la tradición carnavalera. Es músico, docente e investigador. Visitó La Madrid, dictó un taller y habló de un dispositivo social. "El carnaval que se viene es el que van a llevar en el ánimo los pibes que están danzando en el país".
Coco Romero ha recorrido el país y una porción del mundo antes de convertirse en un referente cultural de los más importantes que tiene el país. Incansable, ha recopilado la historia carnavalera, se ha parado en el centro del escenario murguero y a través de la música, la docencia y la investigación logró forjar un legado que acumula dos décadas de trabajo ininterrumpido.Símbolo en su género, Coco (Gualberto Elio Milagro es su nombre original) estuvo en La Madrid, dictó el taller de murga que organizó la subcomisión de fútbol menor del Club Deportivo Barracas y un rato antes de marcharse compartió unos mates con esta Agencia en medio de una charla con disparadores sociales que pueden transformar la realidad. Algo de eso comenzó a notarse de entrada.
"Primero fue una diversión de la infancia, después empecé a tocar la guitarra a los 15 años y cuando formé el primer conjunto más o menos con un trabajo formal y serio en todo el Proceso Militar compuse una canción dedicada a ese pedazo de la infancia: 'eo, eo, eo, eo dónde fueron los murgueros; eo, eo, eo dónde fueron a parar'. Con el grupo habíamos desarrollado un trabajo de base muy fuerte, entonces llegamos a Vélez Sarsfield, a Obras Sanitarias, grabamos en los estudios de los Vitale, y de repente nosotros tocábamos esta canción y naturalmente aparecían pibes que se ponían a bailar. Durante toda la etapa de "La Fuente" tuvimos siempre una murga de pibes autogestiva de los recitales. Pasado el tiempo ya era como una barra, tocábamos en un lado y le teníamos que dejar espacio a los veinte o treinta que se autodenominaban 'la murga de La Fuente'. Cuando terminó esa experiencia hice un viaje por todo el norte del país recopilando datos del carnaval y cuando volví a Buenos Aires, en el 84, dije 'murga', así arranqué hace veinte años, formalmente".
-Docente, investigador, compositor, músico, ¿qué más es Coco Romero?
-Me gusta mucho la animación cultural, es interesante. Hace muchos años que estoy en el (Centro Cultural Ricardo) Rojas y me ha permitido tener presente la gestión cultural. Coordino un área que se llama Circo, Murga y Carnaval y dentro hay de todo: malabaristas, talleres integrales, varieté, mimos; es como un semillero para que sigan surgiendo cosas. La investigación casi está terminando formalmente con el libro sobre la historia de la murga en Buenos Aires, que creo va a salir el año que viene, y la música es lo que más me gusta, a lo que más energía le pongo y más placeres me da.-
El ritmo latinoamericano.
-Sí, de todas maneras estoy como... el tema es así: una vez estuve con el dueño de la mejor imprenta de Buenos Aires, el tipo hace charlas, es muy capo, y me dijo 'mire, usted tiene que decir murga y tiene que estar ahí'. Puse un dispositivo en esa dirección, porque es medio difícil lograr un espacio con la murga en una sociedad como la nuestra, pero sin embargo trabajando desde la educación, desde la producción de videos y la edición de discos se armó y al mismo tiempo la universidad me permitió un espacio que mirando el pasado ha sido fundamental. Intenté estar en un programa de cultura de los barrios para desarrollar mi proyecto y no tuve eco, pero fue importante que lo tuviera dentro del campo universitario. La gente siempre sabe que vos estás ahí
-¿Cuánta gente hay prendida en esta movida cultural?
-Hay una movida media subterránea muy masiva. Por ejemplo, en La Plata las marchas más grandes que hubo fueron de murgueros, en la Capital hay doscientas murgas, es una barbaridad, y el fenómeno se extendió: Rosario, Córdoba... Hay una movida de las murgas y al mismo tiempo hay páginas de Internet y agendas murgueras, una comunicación bastante importante.
-Es interesante analizarla como forma de vida. Esto va mucho más allá de un simple taller, está claro que es más amplio que eso.
-En realidad lo que se ve de afuera es que estoy muy identificado con la murga, pero la realidad es que mi trabajo está mucho más ligado a la gestión. Los pasos más importantes los fui dando a través de viajes, estuve en Uruguay, Brasil, Bolivia, México, Cuba y España investigando el carnaval; todo me fue ajustando el cerebro porque fui viendo que el carnaval era un dispositivo interesante..
-Como disparador...
-Buenos Aires tenía agrupaciones muy imponentes e importantes que prácticamente eran el carnaval transportado de los europeos y en realidad cuando eso se analiza con el tiempo quedaba a la vista un drama de la sociedad. Esa gente venía acá queriendo estar de alguna manera y se ponían ese carnaval encima y competían con los 'negros' o los grupos gauchos de acá. Borrada esta cuestión por el desarrollo de la sociedad de repente las murgas se han convertido en herederas de todo ese derrotero. Para mí, la murga hoy pone algo más en escena que un baile. Hay grupos más ortodoxos, otros que no quieren estar con la Municipalidad ni quieren cobrar una entrada, grupos que hacen estrictamente trabajo social. La murga es una extensión para juntar a la gente y dar alternativas. Un chico empieza a tener el tiempo ocupado y después comienza a educarse en ese espacio: primero baila, después canta, piensa un tema y se mete en un clima más de creatividad que de tiempo perdido, entonces eso genera un disparador, que no es una murga que va a subir al escenario y va a ser profesional. La murga es un dispositivo independiente, libre, que ha tomado a la juventud en todo el país, excepto en las regiones donde el folklore es totalmente distinto
"Todo por hacer"
-¿Cómo influye la situación social?
-Se siente, pero al mismo tiempo hay como una cuestión de lo general. Las sociedades están tendiendo a que el hombre no haga nada, si uno mira todo el día televisión no sale a la calle. Entre el cable, el miedo que ya está instalado y el lío para mantener a la familia prácticamente nos convierten en un hongo. Estos dispositivos son una alternativa, el mundo es un reverendo lío, pero la gente puede juntarse y transformar la realidad...
-Al menos aislarse por un rato...
-La frase de la inmigración nosotros bien la podemos tomar: 'está todo por hacer'. Ahora eso necesita una evaluación y una discusión, digo que si cien tipos se ponen de acuerdo se arma un desastre. En Buenos Aires hicimos un desastre de nada, fui y toqué la puerta de un Centro Cultural y me dijeron que le metiera para adelante. Pasamos de una meseta de diez murgas a doscientas, fue trabajo nada más y ponerse de acuerdo con gente.
-¿Por qué este tipo de movimientos culturales subsisten más a pulmón y pocos se animan a poner plata?
-El poder lo compra todo. En el año más importante de la murga me llamaron del Parque de la Costa para que montara un carnaval. Me pagaron lo que pedí, un delirio, monté un espectáculo con los bolivianos, con máscaras venecianas, con todo... es decir que el poder lo compra, el poder si quiere te hace un corso, pero no le interesa hacerlo, te lo pasa por televisión para que no haya comunicación.
-¿Qué es lo que nunca deja de decirle a sus alumnos?
-Creo que la alegría es una herramienta de trabajo, el optimismo es fundamental. Lo que tiene la murga es un baile absolutamente vital, agiliza, saca una energía y eso tiene que ser aplicado a la vida misma. Generalmente cuando hago los talleres lo que menos me importa
es que la gente haga murga toda su vida, porque cuando fui chico me permití otra cosa. La murga puede ser un puente o algo en sí mismo. En los talleres hay que estar atento, para algunas personas sirve como un dispositivo, después volarán donde tenga que ser. Siempre es una instancia de crecimiento y de relación con lo social.
-Y la alegría es una herramienta, algo así como experimentar el carnaval toda la vida.
- En realidad lo que planteo es que la sociedad está carnavalizada, entonces es como que la fiesta es poderosa por momentos y después se contrae. El carnaval toda la vida no se puede sostener, pero sí el optimismo del trabajo. Vengo desde hace muchos años y para mí es una educación, más allá de que vengo hace más de 13 años lo interesante es lo que uno aprende, es lo interesante del concepto de taller. Un venezolano decía buscaba el carnaval en los pueblos donde no existe, para mí fue una frase muy importante, porque me gustaría encontrar ese espacio tapado, pintado, oculto o distinto de un pueblo.
- Un desafío.
- Exactamente. Después lo encontrás y es una especie de samborombón en el que uno debe elegir qué hacer.
-¿Se ha dado cuenta de la magnitud de su trabajo? Es una figura central dentro del movimiento. Un referente cultural.
-Hay que tener cuidado. Estoy en un retiro total, porque para mí lo interesante es permanecer. En los discos eso está claro, en mi carrera musical saqué 'Murga, vuelo brujo", "La Sopa de Solís" y "Pacha Momo" y quien quiera entender la búsqueda va a tener que escuchar esos discos. Uno debe buscar la manera de permanecer y al mismo tiempo no quedarme como un viejo. No me puedo quedar en ese carnaval que ya no existe más
Diario Popular La Madrid
En los últimos veinte años se dejó llevar por la magia circense, la vitalidad de una murga y la tradición carnavalera. Es músico, docente e investigador. Visitó La Madrid, dictó un taller y habló de un dispositivo social. "El carnaval que se viene es el que van a llevar en el ánimo los pibes que están danzando en el país".
Coco Romero ha recorrido el país y una porción del mundo antes de convertirse en un referente cultural de los más importantes que tiene el país. Incansable, ha recopilado la historia carnavalera, se ha parado en el centro del escenario murguero y a través de la música, la docencia y la investigación logró forjar un legado que acumula dos décadas de trabajo ininterrumpido.Símbolo en su género, Coco (Gualberto Elio Milagro es su nombre original) estuvo en La Madrid, dictó el taller de murga que organizó la subcomisión de fútbol menor del Club Deportivo Barracas y un rato antes de marcharse compartió unos mates con esta Agencia en medio de una charla con disparadores sociales que pueden transformar la realidad. Algo de eso comenzó a notarse de entrada.
"Primero fue una diversión de la infancia, después empecé a tocar la guitarra a los 15 años y cuando formé el primer conjunto más o menos con un trabajo formal y serio en todo el Proceso Militar compuse una canción dedicada a ese pedazo de la infancia: 'eo, eo, eo, eo dónde fueron los murgueros; eo, eo, eo dónde fueron a parar'. Con el grupo habíamos desarrollado un trabajo de base muy fuerte, entonces llegamos a Vélez Sarsfield, a Obras Sanitarias, grabamos en los estudios de los Vitale, y de repente nosotros tocábamos esta canción y naturalmente aparecían pibes que se ponían a bailar. Durante toda la etapa de "La Fuente" tuvimos siempre una murga de pibes autogestiva de los recitales. Pasado el tiempo ya era como una barra, tocábamos en un lado y le teníamos que dejar espacio a los veinte o treinta que se autodenominaban 'la murga de La Fuente'. Cuando terminó esa experiencia hice un viaje por todo el norte del país recopilando datos del carnaval y cuando volví a Buenos Aires, en el 84, dije 'murga', así arranqué hace veinte años, formalmente".
-Docente, investigador, compositor, músico, ¿qué más es Coco Romero?
-Me gusta mucho la animación cultural, es interesante. Hace muchos años que estoy en el (Centro Cultural Ricardo) Rojas y me ha permitido tener presente la gestión cultural. Coordino un área que se llama Circo, Murga y Carnaval y dentro hay de todo: malabaristas, talleres integrales, varieté, mimos; es como un semillero para que sigan surgiendo cosas. La investigación casi está terminando formalmente con el libro sobre la historia de la murga en Buenos Aires, que creo va a salir el año que viene, y la música es lo que más me gusta, a lo que más energía le pongo y más placeres me da.-
El ritmo latinoamericano.
-Sí, de todas maneras estoy como... el tema es así: una vez estuve con el dueño de la mejor imprenta de Buenos Aires, el tipo hace charlas, es muy capo, y me dijo 'mire, usted tiene que decir murga y tiene que estar ahí'. Puse un dispositivo en esa dirección, porque es medio difícil lograr un espacio con la murga en una sociedad como la nuestra, pero sin embargo trabajando desde la educación, desde la producción de videos y la edición de discos se armó y al mismo tiempo la universidad me permitió un espacio que mirando el pasado ha sido fundamental. Intenté estar en un programa de cultura de los barrios para desarrollar mi proyecto y no tuve eco, pero fue importante que lo tuviera dentro del campo universitario. La gente siempre sabe que vos estás ahí
-¿Cuánta gente hay prendida en esta movida cultural?
-Hay una movida media subterránea muy masiva. Por ejemplo, en La Plata las marchas más grandes que hubo fueron de murgueros, en la Capital hay doscientas murgas, es una barbaridad, y el fenómeno se extendió: Rosario, Córdoba... Hay una movida de las murgas y al mismo tiempo hay páginas de Internet y agendas murgueras, una comunicación bastante importante.
-Es interesante analizarla como forma de vida. Esto va mucho más allá de un simple taller, está claro que es más amplio que eso.
-En realidad lo que se ve de afuera es que estoy muy identificado con la murga, pero la realidad es que mi trabajo está mucho más ligado a la gestión. Los pasos más importantes los fui dando a través de viajes, estuve en Uruguay, Brasil, Bolivia, México, Cuba y España investigando el carnaval; todo me fue ajustando el cerebro porque fui viendo que el carnaval era un dispositivo interesante..
-Como disparador...
-Buenos Aires tenía agrupaciones muy imponentes e importantes que prácticamente eran el carnaval transportado de los europeos y en realidad cuando eso se analiza con el tiempo quedaba a la vista un drama de la sociedad. Esa gente venía acá queriendo estar de alguna manera y se ponían ese carnaval encima y competían con los 'negros' o los grupos gauchos de acá. Borrada esta cuestión por el desarrollo de la sociedad de repente las murgas se han convertido en herederas de todo ese derrotero. Para mí, la murga hoy pone algo más en escena que un baile. Hay grupos más ortodoxos, otros que no quieren estar con la Municipalidad ni quieren cobrar una entrada, grupos que hacen estrictamente trabajo social. La murga es una extensión para juntar a la gente y dar alternativas. Un chico empieza a tener el tiempo ocupado y después comienza a educarse en ese espacio: primero baila, después canta, piensa un tema y se mete en un clima más de creatividad que de tiempo perdido, entonces eso genera un disparador, que no es una murga que va a subir al escenario y va a ser profesional. La murga es un dispositivo independiente, libre, que ha tomado a la juventud en todo el país, excepto en las regiones donde el folklore es totalmente distinto
"Todo por hacer"
-¿Cómo influye la situación social?
-Se siente, pero al mismo tiempo hay como una cuestión de lo general. Las sociedades están tendiendo a que el hombre no haga nada, si uno mira todo el día televisión no sale a la calle. Entre el cable, el miedo que ya está instalado y el lío para mantener a la familia prácticamente nos convierten en un hongo. Estos dispositivos son una alternativa, el mundo es un reverendo lío, pero la gente puede juntarse y transformar la realidad...
-Al menos aislarse por un rato...
-La frase de la inmigración nosotros bien la podemos tomar: 'está todo por hacer'. Ahora eso necesita una evaluación y una discusión, digo que si cien tipos se ponen de acuerdo se arma un desastre. En Buenos Aires hicimos un desastre de nada, fui y toqué la puerta de un Centro Cultural y me dijeron que le metiera para adelante. Pasamos de una meseta de diez murgas a doscientas, fue trabajo nada más y ponerse de acuerdo con gente.
-¿Por qué este tipo de movimientos culturales subsisten más a pulmón y pocos se animan a poner plata?
-El poder lo compra todo. En el año más importante de la murga me llamaron del Parque de la Costa para que montara un carnaval. Me pagaron lo que pedí, un delirio, monté un espectáculo con los bolivianos, con máscaras venecianas, con todo... es decir que el poder lo compra, el poder si quiere te hace un corso, pero no le interesa hacerlo, te lo pasa por televisión para que no haya comunicación.
-¿Qué es lo que nunca deja de decirle a sus alumnos?
-Creo que la alegría es una herramienta de trabajo, el optimismo es fundamental. Lo que tiene la murga es un baile absolutamente vital, agiliza, saca una energía y eso tiene que ser aplicado a la vida misma. Generalmente cuando hago los talleres lo que menos me importa
es que la gente haga murga toda su vida, porque cuando fui chico me permití otra cosa. La murga puede ser un puente o algo en sí mismo. En los talleres hay que estar atento, para algunas personas sirve como un dispositivo, después volarán donde tenga que ser. Siempre es una instancia de crecimiento y de relación con lo social.
-Y la alegría es una herramienta, algo así como experimentar el carnaval toda la vida.
- En realidad lo que planteo es que la sociedad está carnavalizada, entonces es como que la fiesta es poderosa por momentos y después se contrae. El carnaval toda la vida no se puede sostener, pero sí el optimismo del trabajo. Vengo desde hace muchos años y para mí es una educación, más allá de que vengo hace más de 13 años lo interesante es lo que uno aprende, es lo interesante del concepto de taller. Un venezolano decía buscaba el carnaval en los pueblos donde no existe, para mí fue una frase muy importante, porque me gustaría encontrar ese espacio tapado, pintado, oculto o distinto de un pueblo.
- Un desafío.
- Exactamente. Después lo encontrás y es una especie de samborombón en el que uno debe elegir qué hacer.
-¿Se ha dado cuenta de la magnitud de su trabajo? Es una figura central dentro del movimiento. Un referente cultural.
-Hay que tener cuidado. Estoy en un retiro total, porque para mí lo interesante es permanecer. En los discos eso está claro, en mi carrera musical saqué 'Murga, vuelo brujo", "La Sopa de Solís" y "Pacha Momo" y quien quiera entender la búsqueda va a tener que escuchar esos discos. Uno debe buscar la manera de permanecer y al mismo tiempo no quedarme como un viejo. No me puedo quedar en ese carnaval que ya no existe más
el carnaval que se viene es el que van a llevar en el ánimo los pibes que están danzando en el país. Uno tiene que saber reciclar lo que sabe con lo que viene, sino queda como un viejo loco con un bonete y soñando con un carnaval que nunca va a venir...
lunes, 8 de noviembre de 2021
2004. Taller de murga en Mar del Plata. Primer Encuentro Provincial Artístico por una Cultura Participativa y de Integración
miércoles, 25 de agosto de 2021
2004. La sociedad está carnavalizada. Diario Popular La Madrid por Emilio Moriones
Emilio Moriones / Agencia
Diario Popular La Madrid
Coco Romero ha recorrido el país y una porción del mundo antes de convertirse en un referente cultural de los más importantes que tiene el país. Incansable, ha recopilado la historia carnavalera, se ha parado en el centro del escenario murguero y a través de la música, la docencia y la investigación logró forjar un legado que acumula dos décadas de trabajo ininterrumpido. Símbolo en su género, Coco (Gualberto Elio Milagro es su nombre original) estuvo en La Madrid, dictó el taller de murga que organizó la subcomisión de fútbol menor del Club Deportivo Barracas y un rato antes de marcharse compartió unos mates con esta Agencia en medio de una charla con disparadores sociales que pueden transformar la realidad. Algo de eso comenzó a notarse de entrada.
"Primero fue una diversión de la infancia, después empecé a tocar la guitarra a los 15 años y cuando formé el primer conjunto más o menos con un trabajo formal y serio en todo el Proceso Militar compuse una canción dedicada a ese pedazo de la infancia: 'eo, eo, eo, eo dónde fueron los murgueros; eo, eo, eo dónde fueron a parar'. Con el grupo habíamos desarrollado un trabajo de base muy fuerte, entonces llegamos a Vélez Sarsfield, a Obras Sanitarias, grabamos en los estudios de los Vitale, y de repente nosotros tocábamos esta canción y naturalmente aparecían pibes que se ponían a bailar. Durante toda la etapa de "La Fuente" tuvimos siempre una murga de pibes autogestiva de los recitales. Pasado el tiempo ya era como una barra, tocábamos en un lado y le teníamos que dejar espacio a los veinte o treinta que se autodenominaban 'la murga de La Fuente'. Cuando terminó esa experiencia hice un viaje por todo el norte del país recopilando datos del carnaval y cuando volví a Buenos Aires, en el 84, dije 'murga', así arranqué hace veinte años, formalmente".
-Docente, investigador, compositor, músico, ¿Qué más es Coco Romero?
-Me gusta mucho la animación cultural, es interesante. Hace muchos años que estoy en el (Centro Cultural Ricardo) Rojas y me ha permitido tener presente la gestión cultural. Coordino un área que se llama Circo, Murga y Carnaval y dentro hay de todo: malabaristas, talleres integrales, varieté, mimos; es como un semillero para que sigan surgiendo cosas. La investigación casi está terminando formalmente con el libro sobre la historia de la murga en Buenos Aires, que creo va a salir el año que viene, y la música es lo que más me gusta, a lo que más energía le pongo y más placeres me da.-
- Sí, de todas maneras estoy como... el tema es así: una vez estuve con el dueño de la mejor imprenta de Buenos Aires, el tipo hace charlas, es muy capo, y me dijo 'mire, usted tiene que decir murga y tiene que estar ahí'. Puse un dispositivo en esa dirección, porque es medio difícil lograr un espacio con la murga en una sociedad como la nuestra, pero sin embargo trabajando desde la educación, desde la producción de videos y la edición de discos se armó y al mismo tiempo la universidad me permitió un espacio que mirando el pasado ha sido fundamental. Intenté estar en un programa de cultura de los barrios para desarrollar mi proyecto y no tuve eco, pero fue importante que lo tuviera dentro del campo universitario. La gente siempre sabe que vos estás ahí
"Primero fue una diversión de la infancia, después empecé a tocar la guitarra a los 15 años y cuando formé el primer conjunto más o menos con un trabajo formal y serio en todo el Proceso Militar compuse una canción dedicada a ese pedazo de la infancia: 'eo, eo, eo, eo dónde fueron los murgueros; eo, eo, eo dónde fueron a parar'. Con el grupo habíamos desarrollado un trabajo de base muy fuerte, entonces llegamos a Vélez Sarsfield, a Obras Sanitarias, grabamos en los estudios de los Vitale, y de repente nosotros tocábamos esta canción y naturalmente aparecían pibes que se ponían a bailar. Durante toda la etapa de "La Fuente" tuvimos siempre una murga de pibes autogestiva de los recitales. Pasado el tiempo ya era como una barra, tocábamos en un lado y le teníamos que dejar espacio a los veinte o treinta que se autodenominaban 'la murga de La Fuente'. Cuando terminó esa experiencia hice un viaje por todo el norte del país recopilando datos del carnaval y cuando volví a Buenos Aires, en el 84, dije 'murga', así arranqué hace veinte años, formalmente".
-Docente, investigador, compositor, músico, ¿Qué más es Coco Romero?
-Me gusta mucho la animación cultural, es interesante. Hace muchos años que estoy en el (Centro Cultural Ricardo) Rojas y me ha permitido tener presente la gestión cultural. Coordino un área que se llama Circo, Murga y Carnaval y dentro hay de todo: malabaristas, talleres integrales, varieté, mimos; es como un semillero para que sigan surgiendo cosas. La investigación casi está terminando formalmente con el libro sobre la historia de la murga en Buenos Aires, que creo va a salir el año que viene, y la música es lo que más me gusta, a lo que más energía le pongo y más placeres me da.-
- Sí, de todas maneras estoy como... el tema es así: una vez estuve con el dueño de la mejor imprenta de Buenos Aires, el tipo hace charlas, es muy capo, y me dijo 'mire, usted tiene que decir murga y tiene que estar ahí'. Puse un dispositivo en esa dirección, porque es medio difícil lograr un espacio con la murga en una sociedad como la nuestra, pero sin embargo trabajando desde la educación, desde la producción de videos y la edición de discos se armó y al mismo tiempo la universidad me permitió un espacio que mirando el pasado ha sido fundamental. Intenté estar en un programa de cultura de los barrios para desarrollar mi proyecto y no tuve eco, pero fue importante que lo tuviera dentro del campo universitario. La gente siempre sabe que vos estás ahí
-¿Cuánta gente hay prendida en esta movida cultural?
-Hay una movida media subterránea muy masiva. Por ejemplo, en La Plata las marchas más grandes que hubo fueron de murgueros, en la Capital hay doscientas murgas, es una barbaridad, y el fenómeno se extendió: Rosario, Córdoba... Hay una movida de las murgas y al mismo tiempo hay páginas de Internet y agendas murgueras, una comunicación bastante importante.
-Es interesante analizarla como forma de vida. Esto va mucho más allá de un simple taller, está claro que es más amplio que eso.
-En realidad lo que se ve de afuera es que estoy muy identificado con la murga, pero la realidad es que mi trabajo está mucho más ligado a la gestión. Los pasos más importantes los fui dando a través de viajes, estuve en Uruguay, Brasil, Bolivia, México, Cuba y España investigando el carnaval; todo me fue ajustando el cerebro porque fui viendo que el carnaval era un dispositivo interesante..
-Como disparador...
-Buenos Aires tenía agrupaciones muy imponentes e importantes que prácticamente eran el carnaval transportado de los europeos y en realidad cuando eso se analiza con el tiempo quedaba a la vista un drama de la sociedad. Esa gente venía acá queriendo estar de alguna manera y se ponían ese carnaval encima y competían con los 'negros' o los grupos gauchos de acá. Borrada esta cuestión por el desarrollo de la sociedad de repente las murgas se han convertido en herederas de todo ese derrotero. Para mí, la murga hoy pone algo más en escena que un baile. Hay grupos más ortodoxos, otros que no quieren estar con la Municipalidad ni quieren cobrar una entrada, grupos que hacen estrictamente trabajo social. La murga es una extensión para juntar a la gente y dar alternativas. Un chico empieza a tener el tiempo ocupado y después comienza a educarse en ese espacio: primero baila, después canta, piensa un tema y se mete en un clima más de creatividad que de tiempo perdido, entonces eso genera un disparador, que no es una murga que va a subir al escenario y va a ser profesional. La murga es un dispositivo independiente, libre, que ha tomado a la juventud en todo el país, excepto en las regiones donde el folklore es totalmente distinto
"Todo por hacer"
-¿Cómo influye la situación social?
-Se siente, pero al mismo tiempo hay como una cuestión de lo general. Las sociedades están tendiendo a que el hombre no haga nada, si uno mira todo el día televisión no sale a la calle. Entre el cable, el miedo que ya está instalado y el lío para mantener a la familia prácticamente nos convierten en un hongo. Estos dispositivos son una alternativa, el mundo es un reverendo lío, pero la gente puede juntarse y transformar la realidad...
-Hay una movida media subterránea muy masiva. Por ejemplo, en La Plata las marchas más grandes que hubo fueron de murgueros, en la Capital hay doscientas murgas, es una barbaridad, y el fenómeno se extendió: Rosario, Córdoba... Hay una movida de las murgas y al mismo tiempo hay páginas de Internet y agendas murgueras, una comunicación bastante importante.
-Es interesante analizarla como forma de vida. Esto va mucho más allá de un simple taller, está claro que es más amplio que eso.
-En realidad lo que se ve de afuera es que estoy muy identificado con la murga, pero la realidad es que mi trabajo está mucho más ligado a la gestión. Los pasos más importantes los fui dando a través de viajes, estuve en Uruguay, Brasil, Bolivia, México, Cuba y España investigando el carnaval; todo me fue ajustando el cerebro porque fui viendo que el carnaval era un dispositivo interesante..
-Como disparador...
-Buenos Aires tenía agrupaciones muy imponentes e importantes que prácticamente eran el carnaval transportado de los europeos y en realidad cuando eso se analiza con el tiempo quedaba a la vista un drama de la sociedad. Esa gente venía acá queriendo estar de alguna manera y se ponían ese carnaval encima y competían con los 'negros' o los grupos gauchos de acá. Borrada esta cuestión por el desarrollo de la sociedad de repente las murgas se han convertido en herederas de todo ese derrotero. Para mí, la murga hoy pone algo más en escena que un baile. Hay grupos más ortodoxos, otros que no quieren estar con la Municipalidad ni quieren cobrar una entrada, grupos que hacen estrictamente trabajo social. La murga es una extensión para juntar a la gente y dar alternativas. Un chico empieza a tener el tiempo ocupado y después comienza a educarse en ese espacio: primero baila, después canta, piensa un tema y se mete en un clima más de creatividad que de tiempo perdido, entonces eso genera un disparador, que no es una murga que va a subir al escenario y va a ser profesional. La murga es un dispositivo independiente, libre, que ha tomado a la juventud en todo el país, excepto en las regiones donde el folklore es totalmente distinto
"Todo por hacer"
-¿Cómo influye la situación social?
-Se siente, pero al mismo tiempo hay como una cuestión de lo general. Las sociedades están tendiendo a que el hombre no haga nada, si uno mira todo el día televisión no sale a la calle. Entre el cable, el miedo que ya está instalado y el lío para mantener a la familia prácticamente nos convierten en un hongo. Estos dispositivos son una alternativa, el mundo es un reverendo lío, pero la gente puede juntarse y transformar la realidad...
-Al menos aislarse por un rato...
-La frase de la inmigración nosotros bien la podemos tomar: 'está todo por hacer'. Ahora eso necesita una evaluación y una discusión, digo que si cien tipos se ponen de acuerdo se arma un desastre. En Buenos Aires hicimos un desastre de nada, fui y toqué la puerta de un Centro Cultural y me dijeron que le metiera para adelante. Pasamos de una meseta de diez murgas a doscientas, fue trabajo nada más y ponerse de acuerdo con gente.
-¿Por qué este tipo de movimientos culturales subsisten más a pulmón y pocos se animan a poner plata?
-El poder lo compra todo. En el año más importante de la murga me llamaron del Parque de la Costa para que montara un carnaval. Me pagaron lo que pedí, un delirio, monté un espectáculo con los bolivianos, con máscaras venecianas, con todo... es decir que el poder lo compra, el poder si quiere te hace un corso, pero no le interesa hacerlo, te lo pasa por televisión para que no haya comunicación.
-¿Qué es lo que nunca deja de decirle a sus alumnos?
-Creo que la alegría es una herramienta de trabajo, el optimismo es fundamental. Lo que tiene la murga es un baile absolutamente vital, agiliza, saca una energía y eso tiene que ser aplicado a la vida misma. Generalmente cuando hago los talleres lo que menos me importa es que la gente haga murga toda su vida, porque cuando fui chico me permití otra cosa. La murga puede ser un puente o algo en sí mismo. En los talleres hay que estar atento, para algunas personas sirve como un dispositivo, después volarán donde tenga que ser. Siempre es una instancia de crecimiento y de relación con lo social.
-Y la alegría es una herramienta, algo así como experimentar el carnaval toda la vida.
- En realidad lo que planteo es que la sociedad está carnavalizada, entonces es como que la fiesta es poderosa por momentos y después se contrae. El carnaval toda la vida no se puede sostener, pero sí el optimismo del trabajo. Vengo desde hace muchos años y para mí es una educación, más allá de que vengo hace más de 13 años lo interesante es lo que uno aprende, es lo interesante del concepto de taller. Un venezolano decía buscaba el carnaval en los pueblos donde no existe, para mí fue una frase muy importante, porque me gustaría encontrar ese espacio tapado, pintado, oculto o distinto de un pueblo.
- Un desafío.
- Exactamente. Después lo encontrás y es una especie de samborombón en el que uno debe elegir qué hacer.
-¿Se ha dado cuenta de la magnitud de su trabajo? Es una figura central dentro del movimiento. Un referente cultural.
-Hay que tener cuidado. Estoy en un retiro total, porque para mí lo interesante es permanecer. En los discos eso está claro, en mi carrera musical saqué 'Murga, vuelo brujo", "La Sopa de Solís" y "Pacha Momo" y quien quiera entender la búsqueda va a tener que escuchar esos discos. Uno debe buscar la manera de permanecer y al mismo tiempo no quedarme como un viejo. No me puedo quedar en ese carnaval que ya no existe más, el carnaval que se viene es el que van a llevar en el ánimo los pibes que están danzando en el país. Uno tiene que saber reciclar lo que sabe con lo que viene, sino queda como un viejo loco con un bonete y soñando con un carnaval que nunca va a venir...
-El poder lo compra todo. En el año más importante de la murga me llamaron del Parque de la Costa para que montara un carnaval. Me pagaron lo que pedí, un delirio, monté un espectáculo con los bolivianos, con máscaras venecianas, con todo... es decir que el poder lo compra, el poder si quiere te hace un corso, pero no le interesa hacerlo, te lo pasa por televisión para que no haya comunicación.
-¿Qué es lo que nunca deja de decirle a sus alumnos?
-Creo que la alegría es una herramienta de trabajo, el optimismo es fundamental. Lo que tiene la murga es un baile absolutamente vital, agiliza, saca una energía y eso tiene que ser aplicado a la vida misma. Generalmente cuando hago los talleres lo que menos me importa es que la gente haga murga toda su vida, porque cuando fui chico me permití otra cosa. La murga puede ser un puente o algo en sí mismo. En los talleres hay que estar atento, para algunas personas sirve como un dispositivo, después volarán donde tenga que ser. Siempre es una instancia de crecimiento y de relación con lo social.
-Y la alegría es una herramienta, algo así como experimentar el carnaval toda la vida.
- En realidad lo que planteo es que la sociedad está carnavalizada, entonces es como que la fiesta es poderosa por momentos y después se contrae. El carnaval toda la vida no se puede sostener, pero sí el optimismo del trabajo. Vengo desde hace muchos años y para mí es una educación, más allá de que vengo hace más de 13 años lo interesante es lo que uno aprende, es lo interesante del concepto de taller. Un venezolano decía buscaba el carnaval en los pueblos donde no existe, para mí fue una frase muy importante, porque me gustaría encontrar ese espacio tapado, pintado, oculto o distinto de un pueblo.
- Un desafío.
- Exactamente. Después lo encontrás y es una especie de samborombón en el que uno debe elegir qué hacer.
-¿Se ha dado cuenta de la magnitud de su trabajo? Es una figura central dentro del movimiento. Un referente cultural.
-Hay que tener cuidado. Estoy en un retiro total, porque para mí lo interesante es permanecer. En los discos eso está claro, en mi carrera musical saqué 'Murga, vuelo brujo", "La Sopa de Solís" y "Pacha Momo" y quien quiera entender la búsqueda va a tener que escuchar esos discos. Uno debe buscar la manera de permanecer y al mismo tiempo no quedarme como un viejo. No me puedo quedar en ese carnaval que ya no existe más, el carnaval que se viene es el que van a llevar en el ánimo los pibes que están danzando en el país. Uno tiene que saber reciclar lo que sabe con lo que viene, sino queda como un viejo loco con un bonete y soñando con un carnaval que nunca va a venir...
miércoles, 28 de julio de 2021
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