Enero 2005
Yo digo
Alegres mascaritas
El disfraz disimula, se desprende
de su yo habitual y se hunde en ese mundo extra cotidiano, para espantar
el miedo, ocultar el verdadero ser para actuar como otro, despistando, se
sumerge en las aguas festivas del derroche y la alegría, liberando lo ridículo
y lo grotesco.
El disfraz no tiene distinción de edad ni tiempo, la niña
viste ropas de abuela, o el hombre luce pañales de bebé. La historia ha dejado
las figuras antropoides de la edad de piedra, los coros de actores disfrazados
de ranas o pájaros para las comedias de Aristófanes o gigantes del reino
fantástico y diabólico.
En Buenos Aires desde la década del 30, por medio de
edictos y prohibiciones varias, se fue perdiendo el carnaval en la calle y también
el disfraz. Nuevas costumbres sociales lo
fueron desplazando.
Las modas impusieron lo suyo, a
fines de los 60 ya se hablaba del carnaval cotidiano. Los jóvenes
ganaban un lugar oficial en la sociedad, navegaba por entonces un Submarino
amarillo, mientras sonaba Banda de los corazones solitarios
del sargento Pimienta.
En la democracia, la declinación de la fiesta dio paso a micro
carnavales, que estallaron y se celebraron en otras fechas, el ritual busco
otros horizontes.
Un carnaval sin disfraz en la calle, no
se concibe, es la pieza clave. En la última década se ganó una batalla para sumar
al festejo porteño, una multitud de jóvenes, varones y mujeres, ganaron a
través del disfraz de murgueros,
territorios donde recuperar lo sagrado utilizando la
experiencia corporal y el reencuentro.
El colectivo murga además de cantar y
bailar luce su disfraz, en algunos casos preparados en forma casera por la
costurera del barrio y decorado por sus integrantes, dando un toque personal y
característico. Cuando la se mana que viene asome Momo, saldrán a la calle con
ganas de ser parte del tiempo insólito e inesperado. La frase que el carnaval
ha muerto, desaparece cuándo el disfraz gana la calle. Sobre el tema hay mucha
tela para cortar.
Coco Romero es músico, tallerista e investigador del Carnaval, coordina
el área “Circo, murga y carnaval” del Centro Cultural Rojas UBA. Dirige el coro
“La Matraca”.
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