8 Enero 1999 Diario la Nación Vía libre
Un corso a contramano Sebastián Espósito
Plegaria para un Momo dormido
Historiador del Carnaval, músico y docente, el Coco
Romero hace 15 años que lucha y sufre por el regreso grande de Momo. Desde hace
una década coordina los talleres de murga del C. C. Rojas y desde hace cuatro
edita periódicamente El Corsito, publicación destinada a hacernos creer que
todo el año es Carnaval.
"Lo interesante es que puede haber en torno del
Carnaval un movimiento artístico importante -señala Coco Romero-. La
convivencia de lo plástico con lo poético, lo musical, lo corporal y lo visual.
Todo confluye en el Carnaval. Yo sueño con que los distintos grupos realicen
una única marcha por la ciudad, un corso a contramano desde el Bajo hasta
Liniers."
Eso de que la alegría no es sólo brasileña está dicho,
pero hay que demostrarlo. Para Romero, está o no está, no se puede inventar.
"Tampoco se debe hacer una bajada de línea con respecto al feriado, eso es
para los políticos. Hoy hay que generar las cosas desde otro lado, para que el
fruto caiga por su propio peso. La alegría no viene por decreto, porque,
finalmente, cuando es suprimida por decreto, la alegría funciona como una
resistencia natural." Con un CD bajo el brazo, Murga vuelo brujo, editado por BMG, Coco Romero prepara en
forma independiente el sucesor.
"Se llama La sopa de Solís y está dedicado al Once.
Paralelamente, estoy preparando un videoclip y me estoy apurando para poder
salir en Carnaval. El nombre del CD surge en alusión a un grupo de pintores
anarquistas que hizo convivir sus pintadas con los afiches de bailanta."
Insiste. El Coco no va a descansar hasta que las murgas invadan las calles.
"Yo no me como ésa de que la gran fiesta está ausente porque el país es un
Carnaval en sí mismo. Hay elementos concretos: no al festejo, no a la igualdad,
no a los elementos rituales que han sido su esencia, como la burla al de
arriba. Son cosas temidas por el poder de cualquier parte del mundo."
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