Sección Espectáculos
15 de febrero 2008
Responsabilidades y avances
Por Coco Romero
Es necesario diferenciar claramente dos fenómenos: una cosa es el carnaval (la fiesta), otra es la murga (participe de la misma). La lectura que se hace en contra -se dice, por ejemplo, que hay demasiados corsos en la ciudad a los que va poca gente o que no ofrecen una estructura adecuada- tiene que ver con el armado del carnaval. Un área del municipio tiene responsabilidad en esto, pero con la desarticulación del carnaval durante la última dictadura militar (decreto 21.329, de 1976) se perdió la gimnasia de la fiesta. Toda fiesta, como tal necesita periodicidad. Por lo tanto, es una materia pendiente el buen armado del festejo. Plantear la distribución en la ciudad, la calidad, el mejoramiento técnico (sonido, buena iluminación), la convocatoria, la articulación con otras áreas (teatro, plástica, danza, circo, música). Creo necesario ampliar lo
escénico. Reinstalar el corso infantil, organizar concursos de máscaras y de disfraces, hacer una convocatoria amplia a propuestas carnavalescas: teatro callejero, humor, varieté, clown, bufón, títeres gigantes, coros, orquestas populares, géneros que hicieron historia en la fiesta del Momo porteño. Se necesita un trabajo más serio de parte de quienes tienen decisión política y responsabilidad sobre el tema. Pero también hay que valorar todo lo que se ha hecho posible gracias a la lucha sin interrupción de las murgas desde finales de la década del ochenta. Hay una evolución muy interesante allí. Y eso ha generado que viejos murguistas, con su vasta experiencia, tengan una conexión con los más jóvenes, generando un ida y vuelta muy bueno. También son importantes los encuentros que cortan la línea histórica de la murga. Porque llega gente ligada al rock como quienes propiciaron los discos Carnaval porteño- que permite la aparición de nuevos trabajos que son absolutamente motivadores y educadores para toda la movida en general. Aunque en esta época del año se junten carnaval y murga, porque están absolutamente asociados, hay que seguir ajustando por ambas partes. Las murgas tienen su espacio y hay que organizarlo. En el caso de la gaditana o montevideana, han crecido a través de concursos. Años anteriores me llamaron para ser jurado una semana antes del inicio del carnaval. Si se trabaja tan cerca de la fecha es difícil tener buen desenlace. Por eso es delicado que por una crítica al carnaval se critique por demás a la murga, que ha sido un movimiento absolutamente genuino en su construcción de civilidad en el espacio político y cultural de la ciudad. Agregaría que las murgas han crecido como espacios de expresión de jóvenes a través del arte. Hay que estar preparados desde las estructuras de la cultura para fomentar esta movilidad, y que dé sus frutos. Si crece en calidad es bueno para todos. Tenemos que seguir formándonos porque el carnaval es una fiesta dinámica. Coco Romero es coordinador del área Circo, Murga y Carnaval del Centro Cultural Rojas (UBA) y autor del libro La murga porteña, historia de un viaje colectivo.
escénico. Reinstalar el corso infantil, organizar concursos de máscaras y de disfraces, hacer una convocatoria amplia a propuestas carnavalescas: teatro callejero, humor, varieté, clown, bufón, títeres gigantes, coros, orquestas populares, géneros que hicieron historia en la fiesta del Momo porteño. Se necesita un trabajo más serio de parte de quienes tienen decisión política y responsabilidad sobre el tema. Pero también hay que valorar todo lo que se ha hecho posible gracias a la lucha sin interrupción de las murgas desde finales de la década del ochenta. Hay una evolución muy interesante allí. Y eso ha generado que viejos murguistas, con su vasta experiencia, tengan una conexión con los más jóvenes, generando un ida y vuelta muy bueno. También son importantes los encuentros que cortan la línea histórica de la murga. Porque llega gente ligada al rock como quienes propiciaron los discos Carnaval porteño- que permite la aparición de nuevos trabajos que son absolutamente motivadores y educadores para toda la movida en general. Aunque en esta época del año se junten carnaval y murga, porque están absolutamente asociados, hay que seguir ajustando por ambas partes. Las murgas tienen su espacio y hay que organizarlo. En el caso de la gaditana o montevideana, han crecido a través de concursos. Años anteriores me llamaron para ser jurado una semana antes del inicio del carnaval. Si se trabaja tan cerca de la fecha es difícil tener buen desenlace. Por eso es delicado que por una crítica al carnaval se critique por demás a la murga, que ha sido un movimiento absolutamente genuino en su construcción de civilidad en el espacio político y cultural de la ciudad. Agregaría que las murgas han crecido como espacios de expresión de jóvenes a través del arte. Hay que estar preparados desde las estructuras de la cultura para fomentar esta movilidad, y que dé sus frutos. Si crece en calidad es bueno para todos. Tenemos que seguir formándonos porque el carnaval es una fiesta dinámica. Coco Romero es coordinador del área Circo, Murga y Carnaval del Centro Cultural Rojas (UBA) y autor del libro La murga porteña, historia de un viaje colectivo.