A LOS PIES DE MOMO
Los trapos16 febrero, 2023Entrevista
Charla con Coco Romero, músico, tallerista e investigador de murgas y carnavales. El trabajo en tríada: la investigación, los talleres como ámbito de formación (hacia dentro y hacia afuera) y una mirada en profundidad sobre lo artístico. La vida dedicada al Carnaval y las señales que, desde hace más de 40 años, lo empujan para seguir.
Gualberto Elio Milagro Romero. Coco. Nacido en Salta y criado en la ebullición de los barrios porteños de la ciudad de Buenos Aires. Como un estandarte, carga sobre su espalda más de 40 años de trayectoria en un punto particular del espacio-tiempo de la historia: el Carnaval.
Lo que hace, y se propone, Romero es tomar toda la cinética histórica del Carnaval para revalorizarlo, despertarlo y devolverlo a la sociedad para que ésta vuelva a apropiárselo.
Tallerista, investigador, músico y activista, Coco entrega una mirada pulida por el trabajo colectivo y la publicación de material que se presenta hoy, como cuerpo teórico y sobre todas las cosas, como los pasos que da un perseguidor que no se cansa. Que siempre está movido por la misma fuerza: una que proviene desde algún lugar inquieto y que lo ha llevado, entre otras cosas, a dictar talleres en el Rojas durante 34 años. Con baile, galera y bastón, claro.
Da inicio a esta charla con la idea de la carnavalización del mundo, el peso inmanente de una celebración que, después de estar prohibida y perseguida en varios aspectos, hoy encuentra su corazón en el encuentro de geografías, tradiciones, calores y exilios. Luego lo desarrollará en profundidad. En esta conversa con los Trapos, Coco explica que los distintos Momos, hoy, convergen para darle a este nuevo-viejo mundo –tal vez no en su totalidad– algo de sentido.
¿Cómo se presenta el carnaval dentro de la cultura popular argentina? ¿Disrupción o tradición?
El carnaval es una fiesta que tiene como particularidad tomar la naturaleza de cada región. Por lo tanto, en nuestro país, con la extensión territorial tan importante y sus particularidades geográficas ofrece un variado modo de festejar. Haría una fuerte diferenciación entre lo rural y lo urbano. Lo rural se mantiene a pesar de todo, la relación con la tierra da un poderío especial a esta fiesta, la tradición allí está presente. Tenemos el Momo de la montaña, de los valles, de los ríos y la pampa. El Carnaval del noroeste con la influencia de la cultura andina que llega hasta el centro del país, del nordeste la cultura afro brasilera que llega hasta Entre Ríos y se ramifica hacia distintas regiones llevando tradiciones. Los Carnavales más comerciales y organizados han hecho escuela en distintos puntos del territorio. Las murgas desde el Río de la Plata, pertenecientes a lo urbano, partieron hacia todos los puntos cardinales como un fenómeno disruptivo a partir de la recuperación de la democracia, es el último eslabón de las agrupaciones del nuestro festejo carnavalesco impulsado por la fuerza de los jóvenes de ambos sexos, un colectivo cultural que recuperó a través de su presencia la vuelta al calendario del Carnaval que estuvo prohibido desde 1976 y recuperado en 2011.
Hay otra vertiente del Carnaval de los exilios que me parece interesante como fenómeno tradicional. El Carnaval de los exilios, explico, por trabajo- amor- o búsqueda de un lugar en el mundo, cuando llega la fecha del Carnaval, cada uno pone en escena el festejo de su niñez o juventud. Así podes encontrar en el Sur, en el fin del Mundo: Comparsas de indios (Salteños) o murga porteña, o comparsas afro brasileras que cobran vida en la nueva geografía.
Dentro de los carnavales actuales, ¿existe una mímica mirando hacia los carnavales del pasado o hay una mutación hacia una nueva forma de carnaval? ¿Existe un punto de encuentro entre las costumbres rituales originarias y las formas presentes?
No hay una mirada sobre el pasado, el presente siglo ha traído un tiempo a-histórico, aquí y ahora y ya. El mundo se ha carnavalizado, hay microcarnavales constantes, si no la gente enloquecería más de lo que está, que ya es mucho. Pero sin abrevar en esta fiesta poderosa, pesa sobre ella un gran desconocimiento, si, tiene presencia creció y se desarrolló bajo el cristianismo, según Julio Caro Baroja el prestigioso antropólogo español: el Carnaval es hijo del Cristianismo, la fecha movible del Carnaval se posiciona en función del Domingo de Resurrección de Jesús. El cristianismo en la alta edad media reguló que los tres días que preceden el Miércoles de Ceniza, sigan en pie los antiguos ritos paganos que la iglesia pudo asimilar o dominar. Tres días y empieza la Cuaresma: Carnaval: Adiós a la carne.
¿Cómo concebís las disciplinas artísticas en la educación? No hablamos solo de educación inicial o primaria, sino en todas las instancias de la educación. ¿Crees en el aprendizaje como proceso colectivo?
Creo firmemente en la educación por el arte, como una forma de trabajar la sensibilidad y ejercerlo como un modo de vida, el arte puede permear el clima de los hogares: cantar rondas para jugar, para dormir o cantos en las distintas estaciones de año. Del canto de murga en febrero a los cantos de villancicos en navidad, pintar, escribir, danzar, que la creatividad natural del ser humano no quede relegada. Un ejemplo: si un coro afina, nunca desafinará o si lo hace podría afinar fácilmente. Un coro desafinado puede estar toda la vida así. A lo que voy, un pueblo afinado ganaría en ciudadanía. Por eso el Carnaval me parece un dispositivo poderoso: es fiesta para participar, no solo observar, confluyen allí todas las manifestaciones artísticas: musicales, corporales, teatrales, poéticas, plásticas: disciplinas perfectibles al infinito, y lo sugerente de la fiesta es que se puede abordarlo propio, nadie cantará ni pintará nuestra aldea mejor que nosotros. Reconocer las escenas de nuestro alrededor, nuestro pasado, nuestro presente, nuestro lugar. Nadie puede defender algo que no conoce.
Sarmiento en el comienzo de su presidencia en 1869 instaura el carnaval formalmente, influenciado por el Carnaval romano, le da un fuerte impulso a la fiesta y menciona una frase que me llamó la atención y me gusta como idea, “Toda fiesta es educativa”, pues en esa sinfonía hay belleza. Eso producirá cambios, todo hecho artístico genera emociones y enriquecimiento de los sentidos, el despertar de mundos internos.
El Corsito, la publicación que llevabas adelante desde el Rojas, es un fenómeno interesante. En este tiempo se presentó como un vehículo para tanto acercar distintas miradas sobre el carnaval en distintos puntos del país como para difundir las ideas de muchos escritores. ¿Cómo definirías a esta publicación?
“El Corsito” salió durante veinte años, entre 1995 y 2015. Fue una experiencia muy enriquecedora, partió de la necesidad de compartir el material que fui encontrando en mis búsquedas, obsesivas, en librerías de viejos y parques de libros usados. Allí encontré tesoros por centavos, que cobraron valor cuando el tema tomo corporalidad y el tema comenzó a difundirse. Hay, en las editoriales y en el material publicado el fundamento del proyecto que llevo adelante: el porqué de rescatar el folklore del Carnaval y su relación con el arte y la creatividad. Bien podríamos contar la historia de nuestra sociedad paralela al Carnaval. El Carnaval precede la propia historia argentina, ya que la celebración fue impuesta por la conquista española. Con la orden del rey el virrey debía cumplirla.
Has sacado discos, presentado investigaciones y tenés, sin duda, una amplia trayectoria en la materia, ¿Qué proyectos estás desarrollando actualmente?
Este año estoy como Jurado del Carnaval en San Isidro: es el municipio donde vivo y trato de desarrollar estas ideas. Estoy asesorando un proyecto para la realización de una película de una murga fundada en 1924: Los pegotes de Florida, que se está preparando para el centenario de la agrupación. También estoy dando talleres en distintas provincias y brindando consultorías y asesorando proyectos bajo el título: “Murga y Carnaval. Arte e integración.” Sigo componiendo canciones, que es lo que más me gusta hacer, tengo 8 discos editados y algunos a la espera.
¿Ves en el carnaval, hoy día, esa fuerza de fiesta pagana (pagana frente a los ojos del mercado) que va por fuera del lo que se debe, de lo que corresponde, de lo que se espera; ya que para disfrutarlo unx no tiene más que salir a la calle con lo puesto y reunirse, mezclarse, pegotearse; algo tan necesario en esta época donde desde la virtualidad pretenden tenernos a raya?
No veo ninguna fuerza orgánica, si un tenaz trabajo de muchos jóvenes. Es difícil pues no hay un trabajo profundo sobre el tema, se va desarrollando como se puede ante una situación tan angustiante en lo político-económico. Poco hay de pagano, la virtualidad va quitando espacios de encuentros reales. La sociedad impone fiestas que no le son propias pero que rinden como negocio, como Halloween o tantas otras. El espectáculo es lo que prima, no se atiende al crecimiento cultural de lo propio que llevaría tiempo y no el rédito que busca la política. Eventos anunciados como gratuitos cuando no es cierto, se pagan y bastante por ello, manteniendo un staff de artistas que bien podrían hacerlo por fuera del estado.
¿Qué relación tiene el carnaval con la memoria y el olvido?
El proyecto que llevo adelante desde fines de los 70, fue cuando los militares prohíben el Carnaval con el decreto 21329 firmado por el ministro de interior militar en el 76, por entonces ante la prohibición acudí a la memoria festiva de mi infancia y compuse la canción “Donde fueron los murgueros” reivindicando la murga – el Carnaval en plena dictadura en 1980. La pudimos grabar con La Fuente (grupo de mi juventud) en el 83. Desde entonces sigo tras la memoria festiva y ya en democracia comencé articular trabajos de integración con el arte y la murga: entre 1984-1987 “Coro y murga”, “Títeres gigantes en la murga”, proyectos de educación formal a través del folklore, poniendo visibilidad al Carnaval del noroeste argentino, talleres de música y varias iniciativas más.
En 1988 presentamos con un amigo un seminario “Murga, fiesta y Cultura” en el Centro Cultural Rojas y desde ese año hasta el 2022, trabajé en la institución de la UBA sobre el tema murga y Carnaval. Durante 34 años desarrollé un trabajo de formación y puesta en escena de espectáculos referidos al tema. Salieron murgas emblemáticas que siguen actuando y decenas de jóvenes que se transformaron en referentes del Carnaval porteño.
En tantos años de estar sobre el tema, llegué a la conclusión que todos han visto algún Carnaval, y está en la memoria festiva de cada individuo, según como lo abordes, aflorarán los recuerdos de la edad de oro. Según las etapas históricas que le haya tocado vivir. Pero todos nos cruzamos con el Carnaval, les guste o no.
¿Existe una definición posible de carnaval para Coco?
El Carnaval es mi vida, le he dedicado un tiempo importante de mi existencia y he recibido con creces la energía que le puse. Trabajé sobre una tríada que resultó eficaz: la investigación, los talleres como ámbito de formación hacia dentro y hacia afuera y lo artístico.
En el ‘95 cuando saque el primer número de la publicación “El Corsito” el lema fue “Momo volvé, nosotros te queremos”. Momo es una deidad alegórica de Olimpo de los dioses griegos que fue echada del Olimpo por criticar y propone un mundo donde los hombres somos iguales y los dioses pueden ser criticados. Suena utópico, pero lo prefiero. Este concepto ilumina mi Carnaval. No hay dioses ni seres supremos.
Seguiré hasta que mis articulaciones físicas lo permitan y el latir de mi corazón siga marcando el paso. Todo el tiempo recibo señales que debo seguir: me llegan historias, compongo canciones, viajo por el país pregonando este ideario y nuevas puertas se abren así que el Carnaval es un modo de vida y trato de celebrarlo con los seres queridos de alrededor.
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A Coco se lo puede encontrar por Villa Adelina, San Isidro, o mismo en www.cocoromero.com.ar donde hay una información y una mirada más amplia sobre la cuestión
Su blog, una bitácora donde ha volcado la tarea desarrollada en un poco más de 40 años es: http://cocoromero30febrerosdemurgaycarnaval.blogspot.com/
Los números de la publicación “El Corsito” se pueden descargar en formato PDF desde la Sección Biblioteca del Rojas www.rojas.uba.ar
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