martes, 21 de mayo de 2024

1999.LOS INDIOS ESTABAN CABREROS DE CUZZANI VERSIÓN RUBÉN PIRES





LA NACIÓN
Espectáculos
Indios cabreros, pero buenos
"Los indios estaban cabreros." De Agustín Cuzzani. Elenco: Roly Serrano, Oscar Guzmán, Luis Campos, Alejandro Dufau, Alicia Palmes, Guido D´Albo, Ricardo Díaz Mourelle, Carlos Bermejo, Daniel Dibiase, Marcela Fernández, Karina K, Omar Köhn, Enrique Oliva Zani, Francisco Pesqueira, Carlos Weber, entre otros. Escenografía y vestuario: AlbertoBellatti. Luces: Roberto Traferri. Maestro de murga: Coco Romero. Coreografía: Silvia Vladimivsky. Música: Héctor Magni y Pablo Clemente. Versión y dirección: Rubén Pires. Teatro Nacional Cervantes. Nuestra opinión: muy bueno.
4 de Agosto de 1999 • 00:00
Maravilla presenciar la noble manera en que el director Rubén Pires revitalizó esta obra de Agustín Cuzzani, encuadrada en lo que él mismo se encargó de definir como "farsátiras".
Con todas las constantes de su producción dramática, como la rebeldía ante cualquier forma de opresión o sus ingredientes humorísticos, "Los indios estaban cabreros", en esta versión de Pires, se convierte, por obra y gracia del juego y la sencillez, en una bocanada de aire fresco.
De hecho, ésas son las claves de Cuzzani que se han sabido conjugar tan bien en este trabajo.
Con un elenco de treinta integrantes, entre actores y músicos, se conformó la murga Todos Ponen, que, con la sapiencia de Coco Romero a la cabeza, oficia como trovadora de esta historia.
Un sencillo cuentito: en épocas del imperio Azteca, tres insurrectos, Tonatio (Luis Campos), el príncipe Tupá (Roly Serrano) y Teuche (Oscar Guzmán) se lanzan al océano en su barcaza para ir al encuentro del Rey Sol. Naufragan y son recogidos por las redes de un pescador español, en plena Inquisición y mientras el mismísimo Cristóbal Colón planea su viaje a las Indias.
En ese marco, se cuenta la verdadera, según Cuzzani, historia sobre la conquista de América.
Esa historia sencilla está, sin embargo, cargada de burla, de denuncia, de contenido social. El teatro adquiere, entonces, su categoría de entretenimiento popular y, a la vez, de tribuna política.
La puesta en escena, de enorme sencillez, apenas echa mano a unos pocos elementos y se fundamenta en el juego actoral, con un señor que hace de presentador y va articulando el relato. Los desplazamientos encadenan una escena con otra, en una sucesión a la que se incorporan algunas coreografías de Silvia Vladimivsky, también en tono juguetón.
Virtudes de la dirección
Lo más admirable de la dirección de Pires es que supo establecer un lenguaje, basado en el humor ingenuo y en ciertos gags casi clownescos, que tiene la virtud de hacer claro el relato, de divertir y de unificar las actuaciones en un tono que las transforma en indefectiblemente efectivas.
Sabia decisión, porque en elencos tan voluminosos, en los que cada actor interpreta al menos dos personajes, siempre se corre el riesgo de obtener resultados desparejos. Y eso es, precisamente, lo que no ocurre. Por el contrario, las actuaciones son, cada una, un motivo de diversión.
Son especialmente destacables los trabajos de los tres protagonistas, Luis Campos, Roly Serrano y el joven Oscar Guzmán, que tienen pasajes verdaderamente desopilantes.
La labor de Coco Romero como maestro de murga supo montar una multitudinaria comparsa que, al son de los parches, levanta el espíritu de la platea.
Impecables las luces de Traferri y el vestuario y la escenografía de Bellatti, que, con la misma austeridad que el resto, dan el marco estético a la propuesta, como un adecuado envoltorio para regalo.
Excelente también la música de Héctor Magni y Pablo Clemente, y los arreglos corales de este último, que se nutre de los ritmos folklóricos latinoamericanos, pero incluso se anima al flamenco, todo con igual calidad.
En definitiva, "Los indios estaban cabreros" es un espectáculo de noble factura, que pone sobre el escenario el espíritu de Cuzzani y desencadena una fiesta a la que los espectadores se suman activamente.
Alejandra Herren

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