1991 "Yo lo vi" datos de su creación
Hacia fines de 1991 en el primer año de "Los Quitapenas" le doy forma definitiva al Centro murga “Yo lo vi”. El nombre tenía doble significado, el que había despertado la idea era el personaje del dibujante Mazzone, un niño que aparecía en el remate de las viñetas humorísticas anunciando: Yo lo vi, yo lo vi... El segundo era que esa idea, que quería llevar adelante con la murga la había vivenciado durante los primeros años de la adolescencia, y en la juventud a través de una canción con: La Fuente (1978-1983) e ideas integrales con La Aldea (1980-81) .
El término "Centro Murga" me gustaba como sonaba, una licencia poética, recibí críticas de quienes me planteaban que eso no era un centro murga, tenían razón, no lo era. Pero el nombre tenía una carga simbólica importante.
En abril del 92, grabamos el demo en el estudio de Jorge Parera, técnico de grabación que se destacaba por entonces con la sonoridad acústica.
La formación en lo instrumental: guitarra criolla, acordeón
(Instrumento que me interesaba sumar), bajo, flauta traversa, y bombo con platillo de bronce crudo.
Los músicos: Alejandro Franov (Súper) en acordeón, Eduardo Villalba (Blues) amigo que conocí en la Dictadura con el grupo Gutural en bajo, mi compañero de “La Fuente” Andi Grimsditch: flauta traversa y en el bombo con platillo Tato Serrano, a quien había convocado en el 91 a los talleres del Rojas y lo invité al nuevo proyecto. Los temas que compuse fueron tres con letras de poetas murgueros: Ada Chadrés y Guigue Mancini (“Pincelada murguera” y “A un fenómeno” respectivamente) y “Llegó el murgón”, un recitado tradicional (anónimo) que transformé en canción, los tres quedaron registrados y fueron la base del futuro CD: “Murga, vuelo brujo” (1994) mi primer disco solista.
La revalorización y musicalización de la poética murguera.
El legado de Los Caballeros del Caño (1989-1990): La música de Buenos Aires, los poetas amigos, la estética murguera y los títeres llegarían en el 92 con el espectáculo “Aguante murga”...
El término "Centro Murga" me gustaba como sonaba, una licencia poética, recibí críticas de quienes me planteaban que eso no era un centro murga, tenían razón, no lo era. Pero el nombre tenía una carga simbólica importante.
En abril del 92, grabamos el demo en el estudio de Jorge Parera, técnico de grabación que se destacaba por entonces con la sonoridad acústica.
La formación en lo instrumental: guitarra criolla, acordeón
(Instrumento que me interesaba sumar), bajo, flauta traversa, y bombo con platillo de bronce crudo.
Los músicos: Alejandro Franov (Súper) en acordeón, Eduardo Villalba (Blues) amigo que conocí en la Dictadura con el grupo Gutural en bajo, mi compañero de “La Fuente” Andi Grimsditch: flauta traversa y en el bombo con platillo Tato Serrano, a quien había convocado en el 91 a los talleres del Rojas y lo invité al nuevo proyecto. Los temas que compuse fueron tres con letras de poetas murgueros: Ada Chadrés y Guigue Mancini (“Pincelada murguera” y “A un fenómeno” respectivamente) y “Llegó el murgón”, un recitado tradicional (anónimo) que transformé en canción, los tres quedaron registrados y fueron la base del futuro CD: “Murga, vuelo brujo” (1994) mi primer disco solista.
La revalorización y musicalización de la poética murguera.
El legado de Los Caballeros del Caño (1989-1990): La música de Buenos Aires, los poetas amigos, la estética murguera y los títeres llegarían en el 92 con el espectáculo “Aguante murga”...
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Nariz cantando en el espectáculo "Aguante murga"
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