jueves, 16 de marzo de 2023

1978. Nota de Miguel Grinberg para el diario La Opinión. Un recital de La Fuente se convirtió en grata experiencia

 Un recital de La Fuente se convirtió en grata experiencia Por Miguel Grinberg




Diario La Opinión: Copyright Pág. 15, 19 de Octubre 1978. 

Recital del grupo La Fuente. 

Teatro Lassalle, lunes 16 de octubre. 

Sin que el título de este concierto (El grito primal) signifique una encarnación musical de las técnicas del psicoterapeuta Arthur Janov (alguna vez alabado por John Lennon), la actuación del lunes pasado ubica a La Fuente entre las experiencias más reconfortantes de la nueva música urbana argentina. Hacía tiempo que un grupo de músicos locales (sin instrumentos eléctricos, en una tesitura netamente acústica) no hacía que la gente del público se pusiera de pie para golpear sus palmas alegremente. Hacía tiempo que no se vivía en Buenos Aires un clima de fiesta tan espontáneo y trasparente. El punto de partida de La Fuente se halla algunos meses atrás, al unirse los espíritus, las guitarras y las voces de Coco y Uki. Luego se añadió el multifacético (flauta, piano, canto y percusión ocasional) Andrés Grimsdith. Y ahora hay que tomar en cuenta también a los percusionistas Gerardo Cavanna y Jorge Lützow Holm. Coco y Uki viven en San Isidro. Sus temas poseen un hondo sabor que liga lo cotidiano con lo trascendente, lo individual con lo ambiental. Sus letras abundan en aciertos, y si bien el sonido del lunes no fue óptimo (no tenían micrófonos de contacto para amplificar adecuadamente sus cuerdas) sus guitarras dan sólido sustento para la construcción de climas fluidos. En torno a La Fuente se mueve un grupo de jóvenes lúcidos y responsables, que permite - por ejemplo - que el diseño de volantes, afiches y programas alcance un nivel poco usual en calidad y expresividad. Viene al caso citar dos respuestas obtenidas por el poeta Claudio Kleiman durante el reportaje que realizó hace poco para la revista de rock Mordisco. Allí decía Coco en vísperas de este recital: "Queremos que sea una fiesta. No imaginamos que vamos a cambiar nada, pero pensamos que es necesario dar chispazos en Buenos Aires. De repente, durante la luz de ese chispazo, alguien zafó. Inclusive nosotros mismos, todos estamos a la espera de que aparezca ese rayito de luz". Y agregaba más adelante: "Un maestro dé pintura me dijo una vez que todos tenemos un animal adentro. Yo Siento que el grito primal es el que arranca desde la primitiva esencia del hombre, sin todo el condicionamiento cultural posterior." Y El grito primal fue finalmente una fiesta gentil, compartida con numerosos concurrente, entre quienes puedo verse a dos miembros del nuevo grupo Serú Girán (Charly García y Oscar Moro). Y al bajista Rinaldo Rafanelli. No se trata de rock en ninguna de sus variantes. Hay baladas urbanas por un lado, desemboca (depende de la forma rítmica adoptada) en cadencias afro o andinas. Para este último encuadre, en el exultante tema Huaynito, resultaron valiosos los aportes de Leonel Cayo y Rosendo Martínez en charango, zampoña y quena. Sus perfiles éticos denunciaban que el Altiplano bulle en su cuerpo, y no dejaron de expresarlo. En otro plano, entre las catorce composiciones programadas resultaron óptimas A los pies de la escalera, Mañana será otro día y El grito primal. La Fuente es uno de los muchos nuevos conjuntos empecinados en dar nuevo impulso a la corriente musical que durante la última década ha tratado de sacar al público joven de la trivialidad (ver recuadro). Lo hace con suma nobleza y habrá que estar muy atentos a sus próximas realizaciones. Resulta necesario, para terminar de situarlos, citar un breve texto del programa distribuido en la Lassalle: "Hay que despertar para revivir y que la maldad no te pueda herir. Con sus zarpas de león iracundo y resentido por el ciervo que escapó."  Dibujo: Resorte Hornos

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