sábado, 14 de diciembre de 2019

2016 HOY NO HAY CLIMA DE CARNAVAL



* NOTA CORRESPONDIENTE A LA PUBLICACIÓN DEL DÍA 03 DE FEBRERO DE 2016

“HOY NO HAY CLIMA DE CARNAVAL

Gualberto “Coco” Romero* coordina desde hace 26 años los talleres de murga del Centro Cultural Rojas. Es músico, tallerista e investigador de una tradición que es milenaria, en el país y en el mundo. Tiene voz más que autorizada en el tema y, a pesar de ello, no oculta su pesar cuando admite que en el país “hoy no hay clima de carnaval”. Con miras a los feriados de lunes y martes, sostiene que los carnavales barriales “no son publicitados” y “sólo se impulsa a los carnavales establecidos”

“En las grandes urbes, el carnaval depende mucho de la coyuntura política. Y en un cambio político semejante como el actual, donde los organismos de Cultura están inmersos en otras problemáticas, hoy no hay clima de carnaval. Es increíble, una fiesta milenaria que se celebra en el mundo occidental y cristiano con una energía y un poder creativo, pero acá en Buenos Aires hace una semana ni se mencionaba la palabra carnaval”, señaló y criticó: “El fin de semana se largan los corsos en la Ciudad y la propaganda apareció hace dos días”.

En otro orden, también repudió la agresión a los chicos del Bajo Flores que ensayaban con la murga "Los Auténticos Reyes del Ritmo" y que resultaron heridos en medio de un operativo de Gendarmería y la Federal con vecinos de la zona.

“La gente me ha llamado a mí para preguntarme, pero la información no es clara. Me parece una locura tirar tiros donde hay niños”, señaló.

Pedido a las autoridades. Coco Romero ama el carnaval. Le dedica sus años, su cuerpo, sus cuerdas vocales y su trabajo desde hace más de dos décadas. Básicamente, su vida. Es por eso que pide “espíritu crítico” a las autoridades. “Si existen nuevas autoridades políticas y culturales en el país y les interesa, hay que hacer algo seriamente. En el estado en que estamos es complicado porque hay que darle organicidad a la creatividad de los jóvenes”, señala.

Y reprocha que “la política usa y abusa, pero cuando llega el momento, no colabora”. “Existe una murga que es de Olavarría, como muchas otras de muchos otros barrios, que trabaja desde hace 15 años. Es una asociación civil que se banca todas porque el movimiento murguero es a pulmón, pero ¿Qué hace el Estado mientras tanto? Contrata espectáculos y trae las murgas más poderosas”, criticó.

“Traen a 'Marí Marí' o a 'Agarrate Catalina'. Esta bárbaro, pero no se invierte en lo propio para que haya otros resultados. Gastan fortunas en carnavales establecidos y a lo propio no lo podemos levantar”, ”, asegura y cuenta que, en la propaganda oficial de la Ciudad, se emite “un minuto y medio con música brasilera”. “Eso te dice todo”, cuestiona.

El carnaval y la coyuntura. Coco trabaja todos los días en el Centro Cultural Rojas, donde organiza encuentros con banderines, tertulias de carnaval, presentación de discos y espectáculos con las nuevas tendencias de la murga, pero sostiene que eso “debería hacerse desde los organismos culturales de la Nación”

“Nosotros en el Centro Cultural Rojas hemos apostado al tema y trabajamos en consecuencia, pero con eso solo no alcanza”, sostiene y asegura que “el carnaval siempre se vio afectado por la coyuntura propia de los vaivenes de la política argentina”.

“Teniendo en cuenta la restitución reciente del carnaval con los feriados, no hay todavía suficiente tiempo para la cura del cuerpo carnavalesco. En todos los países donde en este momento se ejercita un carnaval poderoso, con una musculatura buena, es porque no han dejado de hacer gimnasia. Nosotros, en cambio, somos un cuerpo atrofiado que durante 36 años estuvimos encerrados en una habitación con un carnaval en la mente y no con un carnaval en el cuerpo y en la realidad”, reflexiona.

Y advierte que esa situación es notoria a nivel nacional. “En lugares donde no paró, como el Norte argentino, Jujuy o Salta con influencia en este caso del carnaval poderoso de Bolivia, en nuestro Litoral, Corrientes y Gualeguaychú con la impronta afrobrasilera, se convirtieron en emprendimientos económicos. Entrado a la industria cultural, vos ves un tipo de carnaval, pero el resto es muy difícil porque no hay impulso”, admite.

“El carnaval nuestro compite con carnavales súper organizados como en Brasil, Uruguay y Bolivia. Pero hay potencialmente un público al que le interesa seguir viendo el carnaval barrial, que hay que seguir manteniendo como folclore natural, además de dar apoyo a todos los jóvenes que brindan naturalmente su creatividad y sus sueños”, resalta y se le nota el entusiasmo y las ganas en cada palabra, gatilladas no con agresión, sino con el sonar alegre de los redoblantes que esperan volver a llenar de fantasía las calles.

*Gualberto es Asesor y Curador en el Área Culturas Populares y Urbanas del CCRRojas de la UBA.

Cintia Vespasiani

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