Buenos Aires, martes 23 de agosto de 2005
VIENEN SONANDO
RIOPLATENSE Por PABLO VAZQUEZ
Momo Romero
"Quisiera encontrarme con los fantasmas barriales para preguntarles quién dijo que las murgas tienen que cantar desafinando". Coco Romero asume el espíritu irreverente, cuestionador y, sobre todo, inconformista de Momo cuando aparece el juego que mejor juega y más le gusta: el carnaval. La actitud no se limita a las palabras. Con La Matraca, el grupo de una docena de voces murgueras que dirige le está dando una desusada dimensión coral al canto carnavalero. Y ojo, no al estilo uruguayo, sino al porteño. El viernes a las 22 en la Universidad Popular de Belgrano (Ciudad de la Paz 1972) se podrá comprobar el sutil trabajo de rescate y renovación del grupo que el año pasado editó el recomendable "Pacha Momo". Romero recupera formas y canciones tradicionales a las que dedica un delicado entramado de voces, que forman parte de un desarrollo acaso perteneciente a una línea histórica que se perdió en el tiempo o, al menos, está en minoría en la actualidad. Coco se desmarca de "la liturgia murguera que reza que 'somos los mejores de los mejores'". Y señala que "hay una suerte de contradicción" entre el discurso que idolatra al dios Momo y la falta de compromiso con el crecimiento en la calidad de las propuestas de algunos sectores murgueros. "Se lo ensalza mucho a Momo, pero no sé si se lo bancan -indica-. En La Matraca pensamos que se lo menciona, pero no se lo comprende. Porque critica, lo echan y regresa, siempre regresa para seguir criticando. Para decirte: 'Bailas mal', 'cantas mal” e “intentar que mejores". Como Coco, que desde hace más de veinte años insiste, tozudo, incomode a quien incomode.
"Quisiera encontrarme con los fantasmas barriales para preguntarles quién dijo que las murgas tienen que cantar desafinando". Coco Romero asume el espíritu irreverente, cuestionador y, sobre todo, inconformista de Momo cuando aparece el juego que mejor juega y más le gusta: el carnaval. La actitud no se limita a las palabras. Con La Matraca, el grupo de una docena de voces murgueras que dirige le está dando una desusada dimensión coral al canto carnavalero. Y ojo, no al estilo uruguayo, sino al porteño. El viernes a las 22 en la Universidad Popular de Belgrano (Ciudad de la Paz 1972) se podrá comprobar el sutil trabajo de rescate y renovación del grupo que el año pasado editó el recomendable "Pacha Momo". Romero recupera formas y canciones tradicionales a las que dedica un delicado entramado de voces, que forman parte de un desarrollo acaso perteneciente a una línea histórica que se perdió en el tiempo o, al menos, está en minoría en la actualidad. Coco se desmarca de "la liturgia murguera que reza que 'somos los mejores de los mejores'". Y señala que "hay una suerte de contradicción" entre el discurso que idolatra al dios Momo y la falta de compromiso con el crecimiento en la calidad de las propuestas de algunos sectores murgueros. "Se lo ensalza mucho a Momo, pero no sé si se lo bancan -indica-. En La Matraca pensamos que se lo menciona, pero no se lo comprende. Porque critica, lo echan y regresa, siempre regresa para seguir criticando. Para decirte: 'Bailas mal', 'cantas mal” e “intentar que mejores". Como Coco, que desde hace más de veinte años insiste, tozudo, incomode a quien incomode.
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