viernes, 17 de junio de 2016

1999 TE CONOZCO MASCARITA por Laura Isola RADAR Página 12

Radar Suplemento
Pag.12, febrero 1999
La historia y las prohibiciones del Carnaval porteño
TE CONOZCO MASCARITA (fragmento)
Por Laura Isola



EL RESTAURADOR DEL CARNAVAL
En el mundo, y desde la Edad Media, el Carnaval es “esos cuatro días locos” durante los que resuelven las tensiones sociales invirtiendo el funcionamiento del mundo. En Buenos Aires, desde la época de la gobernación y el Virreinato, pasando por la censura de Rosas, el entusiasmo de Sarmiento, los celos entre inmigrantes, la vuelta de Perón a Ezeiza, el Proceso, y llegando hasta la inusitada resurrección de los últimos años, la historia del Carnaval vernáculo es, sobre todo, la historia de sus prohibiciones. Una historia de agua, máscaras y ley seca.

(…) El primer gobierno de Juan Manuel de Rosas reacomodo la estructura social; el negro y el gaucho fueron centro de su política de gobierno. Las interpretaciones vienen, como siempre, de un lado u otro: él restaurador le daba a su gobierno un tono populista para disimular el control absoluto y ganar adeptos en lo más humildes, según la versión liberal, o los marginados y postergados de siempre encontraban en él a un protector, según la historia revisada y, a veces, aumentada. Lo importante es que ambas versiones coinciden en la explosión del candombe y el Carnaval. No sin limitaciones en cuanto a los usos y las costumbres, las” Naciones negras” se lanzaron a las calles y Buenos Aires estuvo de fiesta. Hasta el mismísimo Alberdi, desde el semanario La Moda, escribió “Gracias a Dios que nos vienen tres días de regocijo, de alegría”, para concluir, en el mismo artículo, redoblando la apuesta:” Ni que fuera de cristal la moral para romperse de un huevazo”. Para esa época, estaban prohibidos los huevos de avestruz pero no los de gallina. Sin embargo, esta felicidad del bueno de Alberdi, no fue compartida por todos. Vicente Fidel López padeció de acusonas y escribió:”lo oímos como un rumor siniestro desde las calles del centro, semejante al de una amenazante invasión de tribus africanas, negras y desnudas. La lujuria y el crimen dominaban la ciudad con el fondo musical del tam-tam africano”. Está claro que el hombre no le caían bien ni los negros ni la fiesta. José M. Ramos Mejía, con su patología preocupación por las multitudes Argentinas, escribió años después” El Carnaval de Rosas”; qué dice más o menos así “la licencia, la impunidad usada durante esos tres morales días, se hacía sentir sobre las clases cultas con crueldad y permitían ejercer venganza; entre en las casas y manosear a las mujeres, cortar los faldones de las levitas y castigar la soberbia de los señores”. El desprecio y el racismo, que emanaba de la pluma de los miembros del grupo de jóvenes ilustrados, tuvo su desquite simbólico, el martes de Carnaval, conocido como Día de entierro, se quemaba un muñeco de paja con fuertes connotaciones unitarias. Tanto López como Varela, algunos de los emigrados durante el gobierno rosista, solo tuvieron que esperar hasta 1844 para que Rosas, el mismo y no otro, firmara el decreto de prohibición. El Carnaval tuvo que esperar a que Sarmiento sea presidente…
EL EMPERADOR DE LAS MÁSCARAS
Si bien en 1854 se reanudaron las celebraciones en el Teatro Argentino, había tanta policía controlando, tanto reglamento “Para evitar los abusos que suelen cometerse con la careta, por lo que se permite solo usarla de día y en las horas de juego y de noche dentro de los salones”, que la fiesta se creyó domesticada. Pero la adoración al dios Momo volvió cuando Sarmiento estreno la banda y el bastón presidencial. Ya desde sus años de exilio en Santiago de Chile añoraba los tres días “En que todo el mustio aparato de la terca etiqueta y gravedad española cedían a impulsos de torrentes de agua que en todas las direcciones se cruzaban”. ¡Días de verdaderas igualdad y fraternidad! Fue entonces, el 9 de febrero de 1869 cuando Buenos Aires tuvo su primer corso. Las calles elegidas fueron Hipólito Irigoyen entre Bernardo de Irigoyen y Luis Sáenz Peña y solo participaban las comparsas. Estas estaban formadas por blancos, que cantaban y tocaban guitarra, bandurria y violines. Entre las más famosas estaban “Sociedad de negros”, “Los negritos esclavos”,” Negros Argentinos” y un puñados de nombres por el estilo. Así se divertían los muchachos de antes porque estas comparsas estaban integradas por lo más rancio de las sociedades porteña, que de negro solo tenían el tizne de la cara. Sarmiento, que era un hombre que sabía divertirse; impulso el Carnaval y participo activamente de esa Fiesta; en 1873, los integrantes de la comparsa” Los habitantes de la lucha” le entregaron una medalla de estaño, dónde el perfil del ilustre Sanjuanino se ve disfrazado de emperador.” Emperador de las máscaras “es el título que recibe por parte de la comparsa. A su vez, la inmigración europea trajo su propia forma de Carnaval, lucían sus trajes típicos e interpretaban su música. Según Mauricio Kartun; “Las formas más importantes provenían de los italianos (que podían llamarse José Verdi o Marina Nacional) y de los españoles (Orfeón Gallego, Orfeón de Plata), Esto generó más de una polémica tanto dentro de la elite anti 
inmigratoria como entre los negros que se sentían desplazados de los que eran sus trabajos”. A fines de la década de 1870, Buenos Aires era Babel y los negros cantaban;”Ya no hay sirvientes/de mi color/porque bachichas/toditos son; /dentro de poco, Jesús por Dios/bailaran cemba/en el tambor…”


SIGA, SIGA EL BAILE
El siglo diecinueve termina pero el Carnaval sigue. Y nace la murga que Kartun describe en su artículo “Del candombe a la murga”A pesar de su condición de prima pobre; la murga tiene el honor de heredar las características populares del candombe; Nace en las Barriadas. Usa trajes de arpillera coloreada. Asume la percusión como único instrumento musical. Elabora una clave coreográfica de complicadas figuras que desempeñan a la perfección el papel de contraseña. “El Centenario de la Revolución de Mayo se festejó con todo  y 1910 fue el año; veinticinco corsos cortan el tránsito y desfilan hasta el diario La Prensa para competir por el premio a la mejor comparsa. Los inmigrantes siguen llegando y las cifras lo corroboran: 125.951 extranjeros se suman a los 821.293 habitantes de la ciudad. Nace la murga picaresca y el doble sentido esta a la vista; basta recorrer los nombres de las agrupaciones “La familia Largavientos”,”Salamin sensa pulita”, Los Amantes de las chicas bien”, entre otros…

LA MURGA DE LOS DESCAMISADOS
Luego de la crisis de 1930, la murga se fue transformando y durante el primer gobierno peronista se vistió de obrero y golpeo los bombos tan fuertes que molestó a más de uno. Ezequiel Martínez Estrada, quien literalmente se brotó durante el peronismo, escribió;” La patota puede ser considerada como una comparsa sin disfraz y a rostro descubierto”, y añora los carnavales de la marquesa y el trovador frente a “la arpillera del murguista y la chancleta del cocoliche”. Los Corsos de 1947 se llenan de las murgas más famosas “Los bohemios”, “Los Cabezones”, “Averiados de Palermo” y muchas más, que solo se silencian respetuosamente en 1953, año en el que “la señora pasó a la eternidad”. La Revolución Libertadora de 1955 regula el accionar de las murgas con edictos policiales que establecía como y cuando se debían usar los disfraces y las comparsas debían blanquear en la comisaria a todos sus integrantes

AHÍ LLEGA EL AVIÓN
Coco Romero es el coordinador del Área de Culturas Urbanas del Centro Cultural Rojas, director de la Revista “El Corsito “y se dedica a las investigaciones sobre la murga y el carnaval desde hace 20 años. Título y trayectoria que le permiten explicar ciertos fenómenos sociales; “El Carnaval nunca está disociado del estado colectivo de la comunidad. Por lo tanto, el 20 de junio de 1973 se puede considerar como la murga más grande que haya tenido de Argentina”. El regreso de Perón convocó cuatro millones de personas, Romero estuvo allí:”Se veían miles de tipos con bombos y colores, cantando y enloqueciendo por la vuelta de Perón”. En esta manifestación, el encuentra muchas similitud con la murga;”La murga es un grupo que se junta detrás de un color o una identidad determinada, barrial, política o cultural, construye un repertorio y lo canta”. El final es conocido; se puso en escena y a los tiros las diferencias entre los seguidores de López Rega y los montoneros. Los manifestantes corrieron, gritaron y muchos murieron en esa jornada. El avión nunca llegó al aeropuerto.

AQUÍ NO PODEMOS HACERLO;
Por decreto 21.329, desde el 9 de junio de 1976 hasta la fecha, están suprimidos los feriados del lunes y martes de Carnaval. Si no hay fecha, no hay carnaval: “No se puede organizar la fiesta si no se sabe el día. Si bien alguna gente de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires tiene interés y hay muchas gentes participando en el fenómeno, sigue faltando algo. El problema es que”; analiza Romero. Las respuestas son múltiples: es posible que no haya una decisión política fuerte, o que no le cierren los números a los empresarios. Pero para ser precavidos y no caer en manifestaciones al extremo optimista del estilo;” ¡El Carnaval nunca va morir!” y recibir como respuesta la misma que Borges le dio a Silvio Soldán sobre la inmortalidad del Tango (“Mire, Soldán, ha caído el Imperio Romano”), debemos observar el fenómeno en la actualidad.
De los talleres han salido las nuevas murgas, urbanas y de la clase media:”Los Quitapenas”;”Los Duendes de la cortada de Caballito”, “Los Traficantes de Matracas”. Desde 1988 funcionan en el Rojas los talleres que coordina y dicta Coco Romero, que desestima la polémica entre murgueros tradicionales y talleristas:”Lo importante es el espacio de encuentro y este fenómeno de la murga, que estaba muerta. Si el barrio no funciona como lugar aglutinante, será el taller, la sociedad de fomento, la plaza o cualquier otro”. La incorporación participativa de las mujeres es otro elemento a tener en cuenta porque siempre fue un espacio muy masculino. Además, la murga ingreso a los colegios y es parte de la actividad curricular de algunos jardines de infantes. Elementos que suman y arrojan buenos augurios para la vuelta de la serpentina, el agua y el papel picado.                            
El pronóstico de Domingo Faustino Sarmiento, como buen Emperador de las Máscaras, no podía ser más alentador.”El Carnaval no puede ser extinguido. Es tradición de la humanidad, que se perpetúa a través de los siglos. Es una compensación a las sujeciones diarias que la Sociedad impone”. El 15 y 16 de febrero de este año, la ciudad de Buenos Aires no tuvo corsos, no tuvo agua y no tuvo luz. Pero Sarmiento no tenía porque saberlo…

LA MURGA ES UN GRUPO

QUE SE JUNTA DETRÁS DE UN COLOR O UNA IDENTIDAD DETERMINADA, BARRIAL, POLÍTICA O CULTURAL, CONSTRUYE UN REPERTORIO Y LO CANTA, POR ESO EL 20 DE JUNIO DE 1973, CON LA SUPUESTA LLEGADA DE PERÓN A EZEIZA SE PUEDE CONSIDERAR COMO LA MURGA MÁS GRANDE QUE HAYA TENIDO LA ARGENTINA
 Coco Romero…


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