Revista El
Bataclán. Agosto, 1996
Historias
Y siga…siga…siga el
baile
Por Martín Vergara
El ritmo de la vida
fue celebrado por todas las sociedades en fiestas que propiciaban el fin de lo
antiguo y la novedad de lo que estaba por venir. Muerte y Renacimiento,
concepción cíclica de un tiempo que se transforma en carcelero de los instantes.
En las fiestas todo toma vida propia; el caos de lo indefinido, donde todos
somos una misma cosa en esa barrera invisible entre los seres, las cosas y el
tiempo. Pero así como el tiempo devora los momentos también regenera la nueva
vida, el florecimiento de los espíritus, la ruptura de lo cotidiano. Justamente
en las fiestas griegas en honor a Cronos y en las fiestas romanas a Saturno (el
dios latino del tiempo) es que los estudiosos encuentran antecedentes remotos
de la fiesta del carnaval.
El tiempo de las fiestas
es un tiempo único, sin pasados ni presentes, sin escalas sociales ni culpas
que cargar. El dominio del instante y la fuerza suprema de la vida se funden en
mascaras, bailes y canciones donde un deseo acariciado a la vida quiebra los
Tiempos y Espacios.
-El carnaval tiene
relación con la irrupción del Cristianismo-cuenta Iris Gori, investigadora de
la Academia Nacional de Bellas Artes de Córdoba-. Y tiene su razón de ser en el
periodo que antecedía a la Cuaresma. Durante los cuarenta días previos a las Pascuas de Resurrección, estaba
prohibido comer carne y se suspendían toda clase de festejos. Por eso tuvieron
razón de ser las carnestolengas, época en las que el pueblo se entregaba a disfrute
de todos los placeres a los que había que renunciar días más tarde. Este tipo
de celebración cobró importancia en el periodo medioeval, y se difundieron por toda
Europa. Los disfraces, las mascaras y, en especial una burlona actitud hacia
las clases dominantes, se transformaron en parte del folklore carnavalero. Es a
partir de acá que el mundo occidental y cristiano permite que se puedan dejar
libres sentimientos y pasiones, que mascara de por medio, parecieran menos
culposas.
Breve reseña del carnaval y la murga porteña
En esta parte del
Rio de la Plata, entre prohibiciones e infinitas oleadas inmigratorias, el
carnaval fue transformándose desde ser un puro festejo africano hasta mutar a
el bombo con platillo que llego con los inmigrantes europeos que en poco tiempo
triplicaron la población autóctona. La población negra, entre pestes y guerras
por la Independencia. Fue desplazada dando paso a la afluencia de europeos que,
afincados y con distintas raíces, dieron origen al carnaval porteño.
Sin embargo, el
continuo desaparecer de los negros no impidió que muchas de sus características
pasaran a engrosar el patrimonio de las futuras comparsas de blancos, que poco
a poco, fueron apoderándose de los festejos del Carnaval. Mientras las
prohibiciones iban y venían, un reglamento para comparsas del año 1863 afirmaba
que “en el departamento de policía se
abrirá un registro en el que se anotara el nombre y apellido y la dirección de
cada individuo que solicite usar caretas…”
Recién en el año
1869 se realizo el primer corso oficial y a partir de 1870 se permitieron el
uso de carruajes mientras los festejos crecían en forma desmesurada. Hacia fin
de siglo había en Buenos Aires 19 corsos y la mezcla de inmigrantes europeos
con sus formas propias del Carnaval-interpretando rondallas, Orfeo, etc.- se
mezclaban con grupos nativos como La Esquila, El Totoral y La Ramada; para esta
época la murga picaresca y el doble sentido eran la temática sobresaliente. Entrando
el siglo y con el desmedido crecimiento de Buenos Aires, cada barrio tomo
características muy propias y las murgas fueron asumiendo el rol de defensoras
del prestigio barrial. Es a partir de la década del 40 que los instrumentos
melódicos son desplazados por el bombo con platillo mientras se mantiene la
crítica social y lo picaresco. La migración del interior hacia la capital en la
mitad del siglo vuelve a alimentar a las murgas hasta darle las características
como las que hoy conocemos.
El murguero del Rojas
Coco Romero; Además
de ser músico e investigador del carnaval es el murguero incansable y, ante
todo, el responsable de esta resurrección que las murgas están teniendo en
Buenos Aires ¨Hay algo que se está
gestando pero que todavía no tiene cuerpo-afirma-.Lo importante es que se
están generando nuevos lugares y se está partiendo con distinta cabeza para
hacer murgas. Hoy hay murgas en las
escuelas, centros estudiantes, en la universidad. La idea es que cada murga a
su vez funcione como centro cultural”
Hace nueve años
Coco Romero comenzó un taller de murgas en el Centro Cultural Ricardo Rojas
desde donde generó infinidad de
proyectos y donde salieron varias camadas de
carnavaleros que, a su vez, están formando diversas murgas en barrios.
¿Cómo se produce la apropiación de los blancos del
carnaval de los negros y que tiene que ver en esto la Inmigración?
Si nos vamos a fin
del siglo pasado no había gran diferencia entre el carnaval porteño y el
carnaval uruguayo. En ese momento entre las enfermedades y las guerras, donde
los negros eran carnes de cañón, la mayoría de los negros de Buenos Aires muere
y se produce la apropiación. En ese momento las familias bien copiaban a los
negros, con sus cantos y los bailes, por ejemplo cuando iban a las casa de las
chicas bien a cantarles. Pero sin duda el tema más importante es la inmigración
europea. Tener en cuenta que el bombo
con platillo es un instrumento árabe que llego con los españoles a América.
Aunque años más tarde el bombo se transforme en sinónimo del peronismo es un
instrumento venido con la inmigración. Esto trajo aparejado una mezcla de
orígenes y distintos festejos que fueron depositados acá. Para los
historiadores nuestros la murga es un poco la hija menor del carnaval. Este
carnaval europeo de golpe barbarizo y es tomado por las latas y los saltos tipo
indios.
¿Hay de parte del porteño de hoy una negación de
identidad popular?
Hay una mezcla rara
entre prohibiciones, acartonamiento y entre las diversas costumbres del
inmigrante. El inmigrante vino con un pedazo de corazón acá y otro allá. Las
dudas por el origen y la verticalidad del poder son condimentos fatales en esta
parte de América. El carnaval fue prohibido por la última dictadura militar y
todavía la democracia. Aunque simbólicamente, no lo derogo. Sin haber
desaparecido, los elementos de la murga fueron a parar a otros lugares.
¿El futbol se transformo en la fiesta popular por
excelencia?
Durante todo este
tiempo el futbol y la murga estuvieron íntimamente ligados. Él futbol es el
espacio permitido. Al no haber espacios posibles muchos de los elementos de la
murga fueron a parar al futbol. No te olvides de que es una sociedad amordazada
se gano un mundial de futbol. Lo que significaría el carnaval bastante está
representado en el futbol aunque debe haber celebraciones de carga y encuentro
entre la gente donde la familia entera participe.
Hoy se está dando un fenómeno al revés con respecto a
las murgas. Desde las clases medias intelectualizadas hacías las bajas. Por que...
La clase media
tiene posibilidades de usina. No es muy difícil hacer movidas el tema es para
que eso tenes que morfar. Yo te doy el ejemplo de Catalinas que en quince años
pudieron generar una movida que tiene cuatro elencos y que es muy importante.
El tema nuestro es potenciar la creatividad y tener cierta capacidad
organizativa. “la idea es generar
combinaciones -Dice Coco-. La esencia del carnaval es la mezcla de todos,
la diversidad. Todo el mundo se confunde en la fiesta. Es sin duda. La gran
metáfora del encuentro. Las fiestas son espacios comunitarios y necesarios que
permiten que el chabón que está en esta monotonía de vida de levantarse a la
mañana, lavarse la cara, regular su vida con un horario para ganarse el pan, de
repente haga un track y se disfrace de violeta y se vaya a volar con un vaso de
vino…”
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