domingo, 9 de mayo de 2021

1997. Vuelven las murgas. Diario La Nación.

Fragmento de la nota 
Un ritual de siete vidas. Carnaval, una historia de locura
Diario La Nación 9 de febrero de 1997
https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/carnaval-una-historia-de-locura-nid211298/

Vuelven las murgas 
El Carnaval porteño comenzó a apagarse con el último gobierno militar. La ley 21.329, de junio de 1976, ejecutó a los dos feriados del almanaque. Durante esos años, las murgas fueron silenciadas y desaparecieron de los barrios.
Pero cada vez con más fuerza, desde fines de los años ochenta, comenzaron a surgir talleres y clases de murga en diversos centros culturales, como una actividad más, y muchos jóvenes se subieron a esta movida .
También reaparecen algunas de las grandes murgas tradicionales. Es el caso de la legendaria Los Cometas de Boedo, que en este Carnaval -después de años de eclipse- se va a presentar en los corsos de Burzaco, Longchamps, Glew, Tristán Suárez y Temperley. Los Fantoches de San Cristóbal -integrada por 120 personas- harán su desfile pese a que no está autorizado el corso en el barrio. Memo, el director del conjunto, dice que hay que defender el Carnaval: "Para que el pueblo recupere la alegría que tenían mis abuelos, mis viejos o yo mismo, cuando era chico". También quedan Los Reyes del Movimiento, de Saavedra, y Los Amantes de La Boca.
Pero ahora es la hora de las murgas de taller, nacidas de los llamados nuevos puntos de encuentro (centros culturales, escuelas, universidades). Se diferencian de las tradicionales por haber agregado nuevos instrumentos, nuevos pasos de baile, y por haber tomado recursos expresivos del circo y del teatro. Pero mantienen el desfile y las canciones críticas y pícaras. La mayoría surgió de los talleres dictados por Coco Romero en el Centro Cultural Ricardo Rojas.
Las principales tienen nombres que en nada hubieran sorprendido a las viejas murgas: Los Quitapenas, Los Traficantes de Matracas, Acalambrados en las Patas, Envasados en Origen, Gambeteando el Empedrado, Los Verdes de Montserrat, Los Pibes de Don Bosco.
Estas murgas tienen un objetivo secreto: recuperar el Carnaval. Para conseguirlo, se reunieron en lo que se dio en llamar La Compañía de Murgas Itinerantes. Para pasado mañana, planean una gigantesca marcha por el centro de la ciudad. "Será un primer paso para nosotros. Sabemos que no vamos a conseguir ya que el feriado de Carnaval se resta- blezca, pero con mucho trabajo y constancia lo lograremos", asegura Luciana, integrante de la murga Los Quitapenas.


Para Coco Romero: "El feriado vendrá cuando exista una movida cultural, social y política más fuerte. Ahora tal vez no tuviera sentido, pero nuestro movimiento está creciendo".
Ademar Bianchi -director de la murga teatral La Catalina del Riachuelo- dice que para él y los suyos "la murga es una vertiente del teatro popular, y es una buena arma para desmitificar y aguijonear al poder de turno, por la vía del absurdo.
"La clase media está descubriendo la murga como un elemento por renovar y esto, evidentemente, le da una po- sibilidad de trascendencia distinta de cuando estaba sólo en las clases populares", opina.
Se calcula que este Carnaval saldrán a las calles de Buenos Aires el doble de murgas que hace dos años. Volverán los corsos de la Avenida de Mayo, de Boedo, de Saavedra, de Flores, de Mataderos, de Pacífico, de la calle Canalejas, en Caballito. Habrá un encuentro de murgas en el Parque Chacabuco todos los domingos de Carnaval. En marzo, murgas uruguayas y argentinas se encontrarán para deleite de todos en el Parque Lezama.
Si alguien creyó que había matado al Momo que los porteños llevamos dentro, seguramente se equivocó (como respecto de todo lo demás en lo que creía). El Carnaval está más lejos de la resurrección que de la muerte. El rey -a pesar de los decretos militares- tiene ganas de seguir viviendo.
Texto y Fotos: Fernando Sliarevsky
Informe: Marcos Martínez

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