miércoles, 22 de julio de 2020

2003. Un concierto polifónico Clarín -Viajes. Por Coco Romero en la sección El Mirador. Viajes y Turismo

EL MIRADOR
VIAJES & TURISMO – CLARIN Domingo 16 de febrero de 2003
Un concierto polifónico
Coco Romero: Músico e investigador del C. C. R. Rojas UBA

El diccionario de la Real Academia Española lo define, en su segunda acepción, como “fiesta popular que se celebra en los tres días que preceden a la Cuaresma, y consiste en mascaradas, comparsas, bailes y otros regocijos bulliciosos”. Es que el carnaval, cuyo origen se remonta a la Antigüedad, es considerado hoy como una fiesta profana ligada a la religión cristiana: sin la contra cara del concepto de Cuaresma – tiempo litúrgico de penitencia y preparación de la Pascua de la Resurrección, desde el Miércoles de Ceniza hasta el Jueves Santo -, no existiría en la forma concreta en que se festeja desde la Edad Media. Carnaval, entonces, es sinónimo entonces de dejar la carne en anuncio de ayunos y abstinencias. Pese a que pocos le den ya ese sentido, la palabra carnaval, bastante moderna, no deja dudas: deriva del italiano “carnevale” (de carne – levare, quitar la carne), usada durante los siglos XIV, XV y XVI. Términos usados antiguamente son Carnal y carnestoltes.
El caso es que en febrero, o en los primeros días de marzo, según el calendario, las andanzas de Carnal en el mundo se hacen presentes en la geografía de nuestro país a través de variadas formas de representación. Como los sonidos de bombo y bronce crudo de las murgas porteñas, que dan la base rítmica a la danza que seduce y a la crítica; o los gritos de Los Mascaritas a Caballo de Madariaga, de las tierras del Tuyú, donde los gauchos disfrazados desafían con sus payadas cualquier tema; o las majestuosas carrozas de Gualeguaychú, base fundamental del espectáculo, y sus murgas de cornetas. Todos, en ese tiempo de reinado efímero de Momo, ponen en escena sus artes: música, poesía, plástica, danzas y teatro que se confunden en un concierto polifónico y plural.
En la Argentina hay tres regiones fuertes de la celebración del carnaval, el Río e la Plata, con la marca de la murga y la comparsa; el litoral, con la influencia del poderoso carnaval de Río de Janeiro; y el noroeste, con la mimesis de la cultura andina y rural. Regiones donde las fronteras se rompen. Sin embargo, he descubierto en los viajes de investigación que realice que hay una cuarta región: la de los exilios. Los que fueron en busca de una tierra mejor, por ideales, trabajo o por amor, ya instalados recrean cuando llega el carnaval el folklore de su infancia. Así es como podemos ver en San Juan murgas al estilo porteño y en Comodoro Rivadavia, comparsas salteñas o diabladas; en Pico Truncado, tamboriles desafiando al viento y en Buenos Aires, rituales del noroeste, murgas uruguayas o el carnaval carioca.

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