sábado, 12 de marzo de 2011

1990. LA MURGA SE NIEGA A MORIR, Romero y "Los caballeros del Caño" Diario Sur

Romero y “Los caballeros del caño”
21 de septiembre de 1990, diario Sur
Por Roberto Romero Escalada

En el 78, mientras muchos volcaban su atención sobre los botines negros de Mario Kempes y sus compañeros de equipo. Coco Romero iniciaba su trabajo musical con La Fuente, un dúo que sobrevivió hasta fines del 83. Siete años después, Romero está tratando de encontrar sus modos expresivos a partir del lenguaje musical de la murga, un fenómeno colectivo barrial que tiene origen en la fiestas de carnaval que últimamente van en un lento proceso de desaparición.
“Las verdaderas murgas están desapareciendo porque los corseros prefieren las comparsas que tienen vedettes y que llaman la atención”, protesta un veterano murguero, integrante de una de las agrupaciones más tradicionales de Liniers.
Sin preocuparse en intervenir en esta lucha de sobre vivencia. Coco Romero junto con Los Caballeros del caño - nombre prestado por el poeta Raúl González Tuñon - ha preferido trabajar en el aprovechamiento del lenguaje y los códigos murgueros. No como una simple repetición, si no a partir de una investigación profunda que inició hace algún tiempo y gracias a la cual tomó contacto con casi todas las murgas que sobreviven en la ciudad y en algunas localidades del Gran Buenos Aires.
Sobre el escenario de ATE, la propuesta fue llevada adelante por un quinteto de violín, bandoneón, bajo, guitarra y bombo. Con estos recursos avanza por un universo sonoro con fuentes plantadas en las dos orillas del Río de la Plata. (...)
(...) En la voz de Romero, la poesía pasea saltarina por el pasado, a modo de recuento de alegría perdidas: el grupito de pibes de Coghlan que se divertían recogiendo sandías o se preparaban para formar una murguita con tapas de cacerola y caritas pintadas con corcho quemado; los juegos a la salida del cole, la destreza necesaria para jugar con la lecherita, una bolita blanca como los sueños infantiles (...)
(...) Como si estuvieran dando un certificado de supervivencia, aparecieron los integrantes del centro murga Los Fantoches de San Cristóbal, con sus levitas turquesas, sus pasos característicos, moviéndose con más libertad que cuando ensayan adentro de la fuente vacía de la plaza Martín Fierro (...)


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