Martes 5 de Diciembre de 2006
En busca de... Coco Romero, director de murgas e investigador
La vida por un carromato
Reconocido investigador de las culturas populares, referente necesario para hablar del carnaval en el mundo, apasionado defensor de las formas simples del arte a través de la poesía y el títere.
Inició una búsqueda a partir de su encuentro con Javier Villafañe que hoy se traduce en la recuperación de un libro antológico que pasará a tener formas musicales. Con mucho gusto La Palabra conversó con el murguero.
LP - ¿Podemos hablar del libro que estás presentando en sociedad?
C.R. - Este libro "La murga porteña. Historia de un viaje colectivo" digamos nace de dedicarme de lleno al tema del carnaval. Y tuve como una especie de enamoramiento y he apostado muchas fichas al tema de los títeres. En esto naturalmente hice el camino de formación y estudié con Ariel Bufano, con Mané Bernardo, con Pepe Ruíz, traté de formarme lo mejor posible. Y ahí empecé a tener todo un encuentro con los titiriteros y ahí conozco a Pablo Medina que tiene el centro de documentación más importante de cultura popular por lo menos de la Argentina. Cuando lo conozco estaba en calle Venezuela, me hago socio de La Nube que es el centro de documentación y entablo una amistad con él, resulta que Pablo Medina es el biógrafo más importante de Javier Villafañe y muy amigo de él.
Así que una noche cuando Javier vuelve de su exilio, digamos de hacer todo un trabajo, me invita a cenar con Villafañe, bueno y ahí tengo el gusto de conocerlo al viejo titiritero. A partir de ese momento traté de conseguir toda la obra de él. En una recorrida por librerías de viejo enganché el libro de El Gallo Pinto del año 1947. Y esto fue en los años 84, 85. Villafañe es un escritor prácticamente de cuentos, relatos breves, fundamentalmente poesía y aparte es una de las personas fundantes de los títeres en la Argentina.
Este libro tan especial El Gallo Pinto a mí me gustó mucho, lo compré en una librería por centavos, pero es un libro de una edición muy linda ilustrada por niños.
Y un dato que en ese momento me había llamado mucho la atención que el viejo durante un año juntó cuarenta mil dibujos recorriendo con su poesía los pueblos, y los pueblos le devolvían dibujos a él. Imagináte que eso lo hizo en las décadas del '30 y '40, imagináte la visión del viejo. Esta idea de ir a buscar el público, de ir y andar los caminos de la Argentina con suerte que es una cosa que a mí siempre me dio como una admiración muy especial. Por lo tanto en ese momento yo había preparado un espectáculo que se llamaba algo parecido a lo que es el trabajo Por los caminos del Gallo Pinto donde hacía títeres una obra de Javier, contaba cuentos de Javier y musicalicé dos poemas de ese libro.
LP - ¿Cómo sigue la historia?
C.R. - En ese momento voy a la Feria de Guadalajara en los '90 y había hecho un arreglo con los organizadores donde yo actuaba gratuitamente para la Feria y ellos me preparaban un mes de trabajar. Y hete aquí que voy con este espectáculo y me recorrí todas las escuelas de México, y la poesía -y evidentemente el alma de Villafañe- tiene tal don que permitiera que miles de chicos escucharan eso. Y allí quedó, después de esta experiencia, en un momento estando con Ariel Bufano en el segundo año que estaba con él yo siempre indagaba sobre el tema del carnaval y en algún momento tenía que definirme por lo tanto no dejé los títeres pero me dediqué al carnaval porque era la única manera de encontrar un punto y desarrollar ahí una idea.
LP - ¿Qué lugar va ocupando el libro?
C.R. - Durante estos años el libro siempre me acompañó y después del 2001 en el que yo tenía La Brillante que fue una formación musical con la que dejé de tocar con ese grupo pero seguimos con todos los músicos porque fue coyuntural la parada. En un momento le digo al músico José Ríos: ¡mirá! y le empiezo a tirar temas, iba encontrando y ya tenía alguna idea y empiezo a trabajar en el libro hasta que el año pasado José Ríos me llama una noche que le había encontrado un arreglo a dos temas. Con ese aporte que le hizo a los temas terminé de musicalizar lo que faltaba.
LP - ¿Cuál es el formato del nuevo trabajo?
C.R. - Entonces el trabajo nuevo es exactamente la musicalización de los diez poemas y después hago otros temas e interpreto el recitado que él hizo en su primera función de títeres. Y básicamente divulgar esto que a mí me sigue maravillando que es el tipo que cuando renunció a su trabajo renunció en décimas, que estando con su amigo vio pasar una carreta y dijo "yo quiero ser así" y se fue a andar por el país, y lo que me parece parte de una leyenda y la mística de este hombre es que él en la década del '60 por la prohibición de Onganía se va de la Argentina porque en el libro Los cuentos de Don Juan el Zorro él hace referencia a la picana, sale por la Editorial Claridad así que tiene que volar.
Pero va a Venezuela y le vende a la Dirección de Cultura el proyecto de recorrer el camino del Quijote de la Mancha y con ese recorrido la recuperación de los dibujos de los niños como lo hacía en la Argentina. El libro ese, "El Maese Trotamundos por los caminos del Quijote", te aseguro no tiene desperdicios.
LP - ¿Qué análisis hacés de Javier después de su muerte?
C.R. - Entonces Javier murió hace diez años y lo que llama la atención en este recorrido con los músicos es que la gente no lo conoce. Es un artista hecho y derecho. De todo el material de la poesía del Gallo Pinto hay nanas, ritmos latinoamericanos, dos o tres murguitas y me encantaría que los niños bailen murgas y canten a Javier. Esa es la idea del proyecto. Cuando concretamos la presentación tomo la posta que me parece fundamental y convertimos cada encuentro en una especie de performance distinta, entregando a cada niño una hoja para que al final del espectáculo dibuje, otra vez será que haga un mural, pero básicamente que la poesía se transforme en dibujos.
Cuando lo conocí a Javier y lo voy a ver al espectáculo invitado por Pablo Medina había una botella de tinto en la mesa, un vaso, nunca mezclando el tinto puro y relatando como un cuenta cuentos sus peripecias en El Camino del Quijote de la Mancha con los cuentos que le contaban los chicos de ese camino. Entonces me parece que Javier recorrió la Argentina en carreta, en canoa, en barco, en avión, ha realizado una obra monumental y de hecho que yo por lo menos pude juntar por lo menos quince libros de Javier y es de una persona muy trabajadora donde creo que hasta el último momento de su vida se seguía levantando a la mañana para escribir. Y le dio valor al títere, que básicamente cuando vos observás su trabajo la realidad está sustentada por la poesía, creo que era un gran conocedor de la poesía española. Javier y Mané Bernardo habían ido a ver una función de títeres de guante que había dado García Lorca a un grupo de personas, cuando llegó a la Argentina y esto creo que lo marca a Javier y él tenía muy al dedillo el romancero.
En el año treinta y ocho Javier escribe un libro que se lo banca él con edición personal y gana el premio municipal de poesía en Buenos Aires. En este libro hay cinco poemas de lo que en el futuro iba a ser El Gallo Pinto. Es increíble porque las ediciones de él fueron siempre muy cuidadas.
LP - ¿Con qué nombre se presenta el espectáculo tuyo?
C.R. - El espectáculo de mi trabajo se llama "Por los caminos del Gallo Pinto" y como veo en la calle que hacen tributos, me preguntaba cuántos escalones tenemos que seguir subiendo para rendir tributo a montones de personas que los contemporáneos si no los rescatamos, el mecanismo social está en otra cosa. A la mayor cantidad de artistas y de creadores en realidad creo que tendríamos que hacer que creciese en el recuperar. Porque viste que hay todo un sistema de posta con lo cultural, que no solo es lo personal. Creo que en todo este trabajo tiene que haber un encadenamiento desde cuando uno se formó, básicamente con esa música, con esos cantores, con esos poetas.
También vivieron en otro tiempo. Cuando escucho que un tipo juntó cuarenta mil dibujos a pata hace sesenta años no lo puedo creer, sin internet ni nada, ¿y con qué arma? con la poesía.
Yo fui haciendo el trabajo y los iba tirando para mostrar, lo hice con la mejor onda. Lo di a Momusi y quieren que los toque y no lo tenía terminado. Después se lo di a un titiritero amigo, el uruguayo Rafaela Curci, que había estudiado conmigo cuando íbamos de Bufano. El trabajó quince años en el Teatro San Martín y fue el que más escribió sobre títeres y muy talentoso, le tengo mucho respeto, le di el material y le gustó el trabajo. Me llamó cuando tenía en Córdoba el elenco oficial de teatro. Presentó muchos proyectos, el que le aceptaron fue teatralizar todas las canciones entonces logró que se estrene. La banda va a poder presentarlo en vivo, un elenco de cuatro titiriteros con la técnica de sombras y títeres de mesa. Y va a hacer temporada.
LP - ¿Qué reflexión te merece haber abordado en este caso a Villafañe?
C.R. - Aquí hay algo en el material que me asombra en este sentido, con la murga me costó muchísimo y esto es una cosa que va, a principio de año ni lo hubiera pensado. En realidad es una cosa que tampoco se hizo con Javier porque se teatralizan las obras de fantoche, pero en este caso es ponerle títeres a la poesía. Siempre los titiriteros le piden a los músicos, yo quería pedirle a los titiriteros pero nunca pensé que se iba a hacer todo el disco.
LP - ¿Las demás actividades?
C.R. - El tema post libro, estoy trabajando por etapas ahora. El libro está dividido en seis etapas, tuve que hacer un recorte del material. En todas las etapas junté muchas cosas y sigo avanzando. La revista "El Corsito" cumple doce años, con "La Matraca" que ya tiene su espacio. Lo del Gallo Pinto es algo extra y me parece que en lo personal es una vuelta de tuerca volver a un concepto musical que tiene más que ver con mi carrera. En este disco hay chelistas, cuerdas, pianistas, trompetas, guitarristas.
LP - ¿La salud del carnaval cómo anda?
C.R. - Anda bien. Creo que a esta altura del partido se necesita desde los lineamientos culturales de la política nacional ponerle un poco de atención al carnaval y poner en la balanza qué significa que en Salta hay ciento diez años de carnaval, en Corrientes sesenta, en Gualeguaychu cuarenta o cincuenta, me parece que una fecha tan importante como el carnaval bien se podría definir una política de desarrollo fundamentalmente porque allí confluye toda la sangre de nuestro pueblo porque los grupos hacen lo que pueden pero eso no alcanza.
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