domingo, 2 de enero de 2022

1982- 2022. Festival de Pan Caliente por Jorge Senno


 HOY 40 AÑOS DEL FESTIVAL PAN CALIENTE!!!!! Invitamos a que los sobrevivientes cuenten sus recuerdos, como rescates culturales de una memoria colectiva.

El Festival de Pan Caliente en Excursionistas, 2 de enero del 82. A 40 años.
UNA LLAMARADA DE LIBERTAD EN LA NOCHE MÁS OSCURA.
Si tuviera que recordar un momento cúlmine de la resistencia de la Cultura Rock en los años de plomo, miedo, censura y militares genocidas; inmediatamente aparece el Festival Pan Caliente, el 2 de enero del '82, en la cancha de Excursionistas, en el bajo Belgrano. La máxima expresión de libertad del rock en la dictadura, el baile colectivo que lleno de polvo un barrio entero
Pan Caliente, fue una revista concebida por el gran Jorge Pistocchi, creador además de Zaff!!!! y antes del Expreso imaginario y Mordisco. Pero el Expreso ya había dejado de ser, era un envase hueco, y Pan Caliente fue un hito por aquellos tiempos. A los pocos meses, con editoriales heroicos Pistocchi comandó el único medio en Argentina que se opuso a la Guerra de Malvinas, estando del lado de sus lectores, pibes de 20 años que no elegían ir a morir sin preparación ni condiciones, a las Islas. La revista era un éxito editorial y un fracaso económico a la vez… con lo cual se organiza un Festival, en el que los músicos, convocados por Miguel Abuelo y Claudio Kleiman, participan desinteresadamente. Todavía no había tantos managers, filtros e intermediarios. En la mayoría de los casos, con un llamado era suficiente para hablar personalmente con el artista. La consigna del Festival fue: “Para sacar una idea adelante”.
Hubo tres artistas muy convocantes: Litto Nebbia, León Gieco y Piero. A los que se sumaron muchos más, no menos importantes como por ejemplo La Fuente, Los Abuelos de la nada, Alejandro Medina, Sexteto MIA, Alberto Muñoz, Willy Quiroga con Destroyer, Patricio Rey y sus redonditos de ricota, Forma de vida, Celeste Carballo (presentada por Litto Nebbia), los Hermanos Clavel, y Alejandro Lerner. El presentador del Festival fue un lujo: Rubén de León, poeta, actor, director teatral y líder de La Banda del Paraíso.
Para lograr la autorización policial, Pistocchi tuvo una idea brillante: en la redacción de la revista había un futbolista de primera B, una especie de antihéroe, el cual el día que su equipo se fue al descenso, le hizo un gol al campeón mundial Ubaldo Matildo Fillol arquero de River, salvando así el honor de su barrio. Recordemos que durante la dictadura no hubo festivales al aire libre hasta Prima Rock, en septiembre del '81, apenas unos meses antes. Pero había sido en los bosques de Ezeiza y acá se hablaba de armar algo masivo en pleno Belgrano!! Este numero 10 era muy conocido por los policías que mandaban a cuidar los partidos de los sábados. La cuestión es que al entrar a la comisaría con su pinta de crack, los canas cholulean y le empiezan a pedir autógrafos y esas cosas. El comisario le pregunta amistosamente a que se debía su visita, y nuestro mediocampista responde que necesitaba la autorización para un festival de JAZZ (música que sonaba a erudición, y garantía de público educado y minoritario) y que con un par de agentes del orden el asunto seguramente iba a estar bajo control. Grande iba a ser la sorpresa de los uniformados con lo que sucedió después!!!
Para resolver el escenario se acudió al acoplado de un camión.
Este Festival es recordado en base a la masividad posterior de los Redondos por el episodio famoso del desnudo de una mujer (Monona?)en la actuación del grupo. Lo charlamos muchas veces con Jorge en el conventillo y se mostraba muy molesto, con el recuerdo de poner en riesgo toda la organización en un evento de 12 horas, un esfuerzo desinteresado y descomunal de mucha gente, por una maniobra publicitaria de la banda. Lo veía como un gesto egoísta.
La cuestión es que para la gran mayoría de los presentes hubo otros momentos conmovedores, como la despojada actuación de Alberto Muñoz, leyendo a viva voz poemas a la multitud, o acompañado por una bandurria cantando “La caja del viento”, y muy especialmente la actuación de La Fuente. Se retiró con una ovación, encontró su público y comenzó su carrera solista, todo en esa tarde.
La Fuente era una banda extraordinaria, injustamente no considerada cuando se habla de la música de la resistencia. Fueron claros y valientes, además de generar una cuestión colectiva, andina y latinoamericana con sus bailes y su público. Originalmente fue un dúo Coco y Uki, ambos componían y cantaban de manera muy bella . Con el tiempo y los cambios de integrantes se sumaron en forma estable Andy y Onfel. Yo los vi por primera vez en el Teatro La Botonera en Mar del Plata teloneando a Spinetta en una formación única que se llamó Experiencia demente. Su música combinaba canciones con hermosas melodías, muy bien tocadas y cantadas, muy buenas letras, folklore argentino, texturas folkies en la onda Incredible string band, Rock de acá, rescate de la Murga porteña (un género por entonces olvidado y mas tarde estudiado y revalorizado a fondo por Coco) y una notable vitalidad escénica. Informaban los conciertos por correo, al estilo de los MIA y la gráfica era un sello de Resorte Hornos. Era la fiesta cuando no había fiesta. El pogo no existía aun y el los recitales incluso en los de rock pesado la gente estaba quieta en su butaca. En los shows de la Fuente la gente bailaba, tipo andino en fila india y eran un espacio de libertad.
Esa tarde con el Huayno “La verdad siempre vive escondida”, se levantó el estadio completo…. La verdad siempre vive escondida, como la liebre en matorral, si los perros la huelen la persiguen, pero ella nunca se deja alcanzar, si la carrera es franca y con las patas libres…….Vamos, vamos no hay tiempo de descansar aquí, aflojando un lamento, o dejarse morir asi…
Estrofas de heroica resistencia under, compuestas por Uki Tolosa, que fueron despertando la sensibilidad reprimida por el miedo de haber crecido en la noche dictatorial.
Lo que me olvidé de contar es que en la "B" las canchas son mas de tierra que de césped, y las autoridades del Club no quisieron regarla. Conclusión: se levantó una polvareda de tal magnitud que tapó todo el estadio y se extendió al barrio, entre ello un edificio semicircular habitado en su mayoría por militares. Pero dentro del polvo, estaba la vida, la resistencia, la belleza, el amor eterno.
Meses más tarde la revista volvió a salir.
Yo estuve allí, fue el 2 de Enero del 82, y el 4 del mismo mes estaba convocado para el servicio militar obligatorio. Con un número altísimo de sorteo: 901. Es muy difícil, contar el momento a esta altura en donde los hijos de mi generación tienen la edad de los pibes que fueron a Malvinas. Era la Fiesta cuando no había fiesta. Recuerdo que viví ese festival como si a los dos días se acabara el mundo cosa que en parte sucedió.
Creo que es muy importante entonces señalar que a mi entender ese festival fue tal vez el último momento de una cultura de resistencia. En donde se hacía lo que se decía, en donde los músicos que subían a tocar estaban en sintonía real con el público, pero la fiesta sin embargo era el Arte. En donde se palpaba el ida y vuelta, pero insisto importaba la calidad. En donde se soñaba con votar, con democracia real y participación.







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